REPORTAJES
Actualizado 11/03/2021 20:13:10
Sergio García

La pandemia se ha llevado la vida de casi 600 sorianos. Más de la mitad han muerto fuera de los hospitales. El 1,6% de los habitantes de la provincia ha estado ingresado en el hospital a causa del Covid-19. Los casos confirmados superan los 9.000, aunque se saben que son mucho más.

12 de marzo de 2020. Tras varios sustos y alertas de enfermos Covid que finalmente fueron descartadas, Soria confirma su primer caso oficial de Coronavirus. Se trataba de un varón de mediana edad que, presuntamente, se había contagiado en una comida a la que acudió desde Madrid una persona infectada. Hoy, justo un año después, sabemos que aquello es una simple anotación estadística porque el Covid circulaba por Soria varias semanas antes.

2 días después, el 14 de marzo -con 6.000 casos y 200 muertos a nivel nacional-, el Gobierno de España declararía el Estado de Alarma. Y otros dos días más tarde, el 16, un hombre de 80 años y con patologías previas fallecía en el Hospital de Santa Bárbara convirtiéndose en la primera víctima mortal oficial del SARS-CoV-2 en la provincia.

Lo que vino después todos lo sabemos y lo hemos sufrido en nuestras carnes. Confinamiento estricto, aplausos, gimnasia en casa, repostería, resistiré, militares en las calles, incógnitas, teletrabajo para unos y paro forzoso para otro, intento de enseñanza online para los más peques, angustia, policías de balcón, envidia a los propietarios de mascotas, Skype a todas horas, psicosis por desinfectarlo todo, caravanas de ambulancias y, sobre todo, mucho miedo y desconcierto ante una realidad distópica que nadie parecía comprender.

Mientras todos nos quedábamos en casa el infierno se hacía presente en los hospitales y en las residencias de ancianos. Sin saber muy bien a qué se estaban enfrentando médicos, enfermeros, auxiliares, celadores y cuidadores veían con sus propios ojos el rostro de la muerte. Un rostro que podía ser el de cualquiera, el de tu padre, el de tu abuelo, el de tu amigo, el tuyo. Un rosto de una persona mayor, principalmente hombres, que no podía respirar tras semanas de dolor en el pecho y fiebre. Y a todo ello se enfrentaron sin el material de protección necesario, haciendo más horas que un reloj, con un inimaginable desgaste psicológico y con el miedo de llevar el virus a sus hogares.

Soria fue la provincia más afectada por el virus en aquellos fatídicos días que llevaban de marzo a abril. La provincia vivió una triste tormenta perfecta que favoreció la expansión del Covid y disparó su mortandad. La falta de respiradores y materiales en el Hospital y las incógnitas sobre la realidad de lo que se estaba viviendo en las residencias de ancianos provocaban una angustia insoportable que se plasmó en un S.O.S. Soria que llenó los medios nacionales y acabó trayendo a Soria a cardiólogos de Salamanca y a profesionales del SAMUR madrileño.

La gota malaya del Covid continúa soslayando aun a día de hoy la maltrecha demografía soriana. Aquel marzo murieron en Soria 188 personas, lo normal era no pasar de 100, y en abril 315, la media de los tres años anteriores era de 82. En total 585 personas fallecidas atribuye la Junta al Covid en la provincia de Soria. De ellas solo 262 han fallecido en el hospital. Además, más de 1.100 sorianos han pasado por el Hospital de Santa Bárbara y ya han recibido el alta. Otros 51 continúan luchando contra ‘el bicho’ en planta y 14 más en la UCI. Todo ello según los datos oficiales que, sabemos, no recogen todos los casos.

Así se salda el año que Soria vivió en el infierno del Coronavirus. Un año que se cumple oficialmente hoy pero que continúa. La llegada de las vacunas (5.000 sorianos ya tienen el ciclo completo) y el control de esta tercera ola permiten mirar hacia el verano con la ilusión de que esta vez sea la definitiva y consigamos ver la luz al final del túnel. Por el camino queda una sociedad y una tierra como la soriana con muchas heridas abiertas que tardarán tiempo en cicatrizar.

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