"Estamos en el inframundo", gritaba una niña por su móvil a alguna otra amiga, desde las entrañas de las ruinas de lo que fue el bello y señorial castillo de San Leonardo de Yagüe. La verdad es que da esa sensación, cuando recorres el entorno y el interior de los restos de la fortaleza abaluartada del siglo XVI, que tienes que visitar, porque se trata de un castillo único inspirado en el gusto italiano de la época, y porque las vistas del derredor de la pinariega y encajada San Leonardo, entre el verde del pinar y los praderios, lo merece.
"Qué pena, qué abandono", decía una visitante de Valladolid -es tiempo de confinamientos perimetrales entre comunidades autónomas-, en la pradera que hay frente a lo que es la entrada, desmoronada ya. "Pero si las piedras moldeadas de la puerta estás tiradas por aquí, para que se las lleve cualquiera", remarcaba incrédula. "Es increíble, no entiendo como puede estar este castillo así. Además, es que es hasta un peligro".
La turista hablaba con su pareja, y yo escuchaba mientras leía con atención el panel informativo que hay del castillo, aunque ratificaba interiormente esas palabras. "Esto es el inframundo", como decían un grupo de niños que jugaban entre el castillo, y que nos llevaron hasta lo que -para su imaginación- eran unos tronos, lo que parecían ser unos asientos de piedra que formaban parte de unos grandes ventanales de la fortificación, muy alejada de las habituales características de los castillos medievales que abundan en Soria.
Y seguían hablando los visitantes vallisoletanos: "Esto solo pasa en Castilla y León, si este castillo estuviera en otro sitio.., en Cataluña, en Andalucía..., no estaría abandonado... Que tristeza verlo así...".
El castillo de San Leonardo fue construido a mediados del siglo XVI, obra de Bartolomé Carlon, de planta cuadrada, con patio interior y dos plantas. Se considera la primera fortaleza señorial de España de estilo abaluartado, estilo utilizado en Italia desde hacía tiempo, y que fue inspiración para diversos fuertes en América. Según el autor Pascual Madoz, a mediados del S.XIX, aún se conservaba, y se podían distinguir algunas dependencias como cocinas, oratorio o cuarteles. En el año 1991, la Casa de Alba cedió el castillo al Ayuntamiento de la localidad, cuando ya todo era una ruina.
Durante los dos últimos siglos ha servido de 'cantera', de la que se han ido llevando piedras para otras edificaciones y casas. En 2006 se impulsó un plan director para su restauración. Pero hoy es el día en que este castillo permanece abandonado, en un estado de desmoronamiento gravísimo, al albur de las inclemencias meteorológicas y de los expoliadores, y pendiente de que las administraciones aborden su recuperación, para que se ponga en valor y sirva de revulsivo para el desarrollo y el turismo de la comarca.
Además, tal y como está su visita genera riesgos. Parece un imaginario 'inframundo', como decían los niños del pueblo, al que se llega cómodamente en en coche, por una pista bien pavimentada, desde el centro de la localidad. Hay paneles informativos, que incluye una recreación gráfica de como era esta fortaleza singular y única en la provincia de Soria. Merece la pena verlo, a pesar de su abandono. ¿Salvarán y recuperaran las instituciones este castillo?