El invernadero de Ondara en Garray, de 14 hectáreas, solo necesita el visto bueno de la Agencia Española del Medicamento para comenzar a cultivar cannabis terapéutico. Todo lo que se produzca se exportará al mercado europeo.
Lo que se rumoreaba hace unos meses ha quedado confirmado esta mañana en las instalaciones de Ondara, en Garray. La empresa perteneciente al grupo estadounidense Full Moon se ha deshecho de las plantas de rosas cultivadas por Aleia desde el año 2016 para hacer hueco a un cultivo que cada año consigue doblar su mercado en Europa, el cannabis terapéutico.
Tal y como ha confirmado el presidende de Ondara, George Campbell, en diciembre se solicitó el permiso de cultivo y exportación de cannabis terapéutico a la Agencia Española del Medicamento y, tras los trabajos de limpieza y desinfección del invernadero, la empresa está "en condiciones" de comenzar todo el proceso en sus instalaciones garreñas en cuanto se reciba la licencia.
El objetivo es que el visto bueno del organismo estatal no se retrase y poder arrancar en "pocas semanas" con los lotes de validación del cultivo, un trámite necesario para verificar que todos los procedimientos cumplen con las normativas existente y garantizar el perfil clínico del producto, garantizar que "el producto tiene las propiedades que dice tener".
De ahí, "contactar con los clientes para estudiar sus necesidades" y arrancar la producción dedicando en un primer momento entre 1 y 3 hectáreas de las 14 disponibles. Ondara sería la quinta empresa en España en cultivar cannabis con fines medicinales y, como el resto de sus competidoras, la ilegalidad del producto en este país obligaría a enforcarse en la exportación al mercado europeo. Sus clientes se ubicarían en países como Holanda, Alemania, Suiza, Luxemburgo, Italia o Chequia.
Campbell ha destacado que el cannabis terapéutico es un negocio "muy diferente" al de las rosas. En primer lugar, el presidente de Ondara ha puesto en valor que se trata de un cultivo enfocado a un negocio "en expansión" y de mucha más estabilidad a lo largo del año. "Las rosas no eran rentables y menos en medio de esta pandemia", ha señalado Campbell.
El proceso es lento pues "hablamos de farmacéutica", ha referido el presidente para añadir que la seguridad y la calidad son esenciales: "Hay que controlar cada semilla que entre y cada flor que salga del invernadero, además de garantizar el perfil clínico de cada planta, es decir, su calidad".
Ondara cuenta actualmente con unos 190 empleados. La empresa trabaja para "mantener el mayor número posible de empleados" y, aunque se reconoce que "se producirán algunas salidas a través de un Expediente de Regulación de Empleo, también se contratarán nuevos profesionales especializados. Los demás entrarán en ERTE hasta que llegue la licencia para el nuevo cultivo.
Como el trabajo requerirá habilidades específicas, la empresa ya ha puesto en marcha el plan de formación de la plantilla. "Hay que aprender a tratar con planta nueva, mantener la seguridad y cumplir con toda la normativa", señala el presidente de Ondara. También se contratarán perfiles más técnicos en una empresa que se define como "de oportunidad" y promete "poder ascender y progresar" al estilo americano.
George Campbell ha explicado que el proyecto de Ondara en Garray es a largo plazo y se ha proyectado de cara a los próximos "5-6 años". Requerirá una inversión inicial de "unos 6 millones de euros" y la meta es conseguir un negocio estable y rentable para continuar con pasos hacia delante, entre los que destaca la ubicación de un laboratorio propio en el que transformar la flor que salga del invernadero. "De momento es una especulación, pero ojalá pueda ser una realidad en 2022 o 2023", ha manifestado Campbell.