Los primeros presos podrían ingresar en septiembre y el ministro Marlaska inaugurarla el día 12 de julio. Tras la cesión de las cárceles al País Vasco, se abre un hueco en el mapa de prisiones del estado español. Los sindicatos plantean varias incógnitas aun por resolver.
En las últimas semanas el nuevo centro penitenciario de Soria ha alcanzado velocidad de crucero y su apertura es inminente. Un proyecto que ha dormido el sueño de los justos en despachos de Madrid, con más de una década de obras, varios años con la instalación acabada y parada y reiteradas fechas de apertura que nunca se cumplían parece llegar, por fin, a su fin.
Esta semana se ha publicado en el BOE la creación del centro penitenciario de Soria, un paso ya definitivo e imprescindible si se quiere que en apenas 10 días los primeros trabajadores comiencen a operar en las instalaciones. También se anunciaba una Relación de Puestos de Trabajo que suma a los de la actual prisión 118 nuevos empleos públicos para dar servicio al centro.
La previsión es que el próximo día 12 el ministro de interior Grande Marlaska visite las instalaciones para la inauguración oficial de la misma. Se espera que en ese acto anuncie la fecha para el traslado de los presos que podría ser en septiembre. Las previsiones son que se abran con 4 módulos, más el de enfermería e ingresos. Así, Soria pasará de tener una cárcel de 271 reclusos a una con capacidad para 1.366 y doblará, como mínimo, los puestos de trabajo. Sin duda una gran noticia para Soria.
Fuentes bien conocedoras de la realidad penitenciaria señalan que la apertura del centro podría ser una pieza clave en los planes estratégicos del Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos. El Gobierno de Sánchez ha pactado con el PNV la trasferencia de las competencias de prisiones al País Vasco, algo que se hará efectivo el 1 de octubre. Desde esa fecha la cárcel de Nanclares de la Oca dejará de formar parte del sistema de centros penitenciarios controlados por el Gobierno de España que perderá así un enclave estratégico que bien podría ser sustituido por el moderno centro soriano.
La de Nanclares era una de los considerados centros de tránsito, aquellos que se usan para el traslado de los reclusos. Era el punto de parada fundamental para los viajes entre el norte de España y Madrid y el Mediterráneo. La unión de Galicia con Valencia podría pasar por Soria, que se plantea como un recurso estratégico para la reordenación del mapa de prisiones del estado español tras la salida de las prisiones vascas.
Sean los motivos que sean, lo cierto es que la apertura del nuevo centro es una vieja reivindicación de la sociedad soriana, desde los sindicatos a la Soria Ya pasando por los partidos políticos en función de quién gobernase en Madrid. En todos ellos hay satisfacción por las noticias que llegan, aunque aún quedan muchas dudas por resolver.
“La nueva prisión no tiene nada que ver con la actual”, señalan los trabajadores que señalan que será fundamental un periodo de formación y adaptación a los nuevos sistemas y recursos. Sobre la valoración del número de plazas anunciadas se muestran cautelosos los sindicatos a la hora de valorarlo, a la espera de saber cuántos módulos se abrirán. La cárcel tiene 8 módulos de 72 celdas y otros 3 polivalentes (con aproximadamente la mitad de celdas que uno normal).
A casi dos presos por celda, salen unos 1.300-1.400 reclusos cuando el centro esté a pleno funcionamiento. De los módulos que se abran dependerá que el número sea o no suficiente. La plantilla, sobre el papel de la RPT, rondará los 250 puestos de trabajo, un número similar al que tiene la de Malaga II con 400 internos y algo mayor a los 214 funcionarios de la Ceuta que no llega a los 300 internos.
Los sindicatos también apuntan a que la posible apertura de un módulo de tránsito y, sobre todo, uno de aislamiento para los presos más conflictivos, acompañados del cambio en el tamaño deberían venir acompañados de una recatalogación den centro soriano. Actualmente la soriana está en la quinta categoría del escalafón, pero debería subir si más adelante se decide apostar por ese módulo de aislamiento que encajaría con las previsiones de dar peso a la cárcel de Soria y convertirlo en un elemento de unión del sistema penitenciario español.
Los nuevos funcionarios se comenzarán a incorporar el 1 de julio, y desde los sindicatos se apuntan algunos puntos conflictivos del día a día a resolver como los constantes problemas de personal en cocina o un autobús que pueda llevar a los trabajadores hasta el centro. Por último, avisan que si la ciudad comienza a tener más importancia en el sistema penitenciario será necesario reforzar los cuerpos de Guardia Civil o Policía Nacional. Los agentes del orden son quienes garantizan la seguridad en traslados o salidas, por ejemplo, al médico algo que ya sucede con cierta dificultad y retraso en la actual cárcel, con menos presos y en el centro de Soria.