El centro vuelve a dar cabida al arte del grafiti después del gran éxito que tuvo la primera edición en 2018.
El viceconsejero de Cultura y Turismo, Raúl Fernández Sobrino, ha participado hoy en la inauguración de la exposición ‘Del carbón al grafiti’ en el Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León, en Sabero (León).
Fernández Sobrino ha destacado como “el Museo abre sus puertas a una de las modalidades del arte urbano y callejero más sorprendentes y transgresoras, como es el grafiti, a través de la obra de 8 artistas que muestran su visión en torno al trabajo y la cultura minera” y lo hace “dentro de la intensa actividad cultural que despliega el museo a lo largo del año y con la que contribuye a dinamizar la economía y la vida cultural de toda la comarca”.
La exposición, que podrá visitarse hasta el próximo 29 de agosto, acerca la mina al visitante a través del trabajo de ocho artistas, ocho jóvenes grafiteros, con una visión fresca y comprometida. Los artistas participantes son Antonio Prada – Artes Prada, Asier, Javier Revilla – el Chorro, David Esteban - dadospuntocero, Beatriz Escagedo y Carlos López - Kicking Art, Daniel Rodríguez Ramos – Erre-prod, Darío Franco – Pro art y Sergio Garcia – Aka Sathe.
Las miradas sobre el mundo minero son tan distintas como lo es el trabajo en la mina, lleno de matices y diferencias dentro de una uniformidad aparente. La mina es interior y oscuridad, pero también es superficie y luz. Al trabajo oculto bajo tierra le sucede la vida abierta al aire libre en la cuenca. Por eso cada artista ve una mina diferente, un minero distinto, una cuenca única
Son muchas las disciplinas artísticas que se han fijado en el carbón, sus claroscuros han llenado lienzos y fotografías a lo largo de décadas, dejando constancia de la singularidad de un trabajo y una cultura tan especial. En los últimos tiempos, la zozobra que recorre el sector ha cubierto las paredes de los pueblos mineros con consignas en favor del mantenimiento del único modo de vida que han conocido.
A veces son simples pintadas, hechas a trazo grueso y acelerado, con el miedo de quien cree estar haciendo algo prohibido a pesar de saber lo justo de su acción. Pero en otras ocasiones, a las fachadas y muros asoman escenas impactantes, imágenes tan reales como efímeras, salidas del pulso firme y la mirada atenta de los nuevos artistas de la calle, de los grafiteros que han llegado para quedarse con su arte urbano, al alcance de todos.
Miradas diferentes, de jóvenes que en su mayoría no han conocido la mina, ni su entorno, pero que tienen un vínculo con ella, a veces familiar, pero siempre emocional, que los lleva a poner sus espráis al servicio de una causa común, hacer visible a pie de calle lo que día a día se va difuminando en la memoria colectiva.
Estos murales, que ya forman parte del paisaje de las cuencas, y que se van perdiendo unidos al destino de lo que reflejan, merecen ocupar las paredes de un museo que comparte objetivo común con ellos.
La exposición podrá visitarse hasta el 29 de agosto en horario del Museo y con entrada gratuita.