De lunes a domingo, las 24 horas al día, el centro de emergencias siempre recibe llamadas. Pero es el mes de agosto, tradicionalmente, el que encabeza siempre las estadísticas por el número de llamadas que atienden los gestores del 1-1-2. Así, en el año 2018 esa cifra ascendió a 136.982 comunicaciones, mientras que en 2019 fueron 130.875 las llamadas atendidas en el 1-1-2. Incluso en un mes atípico como fue el de agosto del año pasado, en plena epidemia por COVID_19, las llamadas que se atendieron en el 1-1-2 alcanzaron las 118.864.
El Centro de Emergencias 1-1-2 Castilla y León atiende de media durante el mes de agosto una llamada cada 20 segundos aproximadamente, lo que supone una carga de trabajo considerable para el personal que presta servicio en él. Por eso, resulta de gran importancia que se haga un uso responsable del número de emergencias por parte del ciudadano, para evitar mantener ocupada la línea con comunicaciones que no precisan de la ayuda de los servicios de emergencias.
Cuando alguien contacta con el centro de emergencias en demanda de algún tipo de ayuda es necesario que informe con la mayor precisión posible de dos cosas: cuál es la emergencia que está ocurriendo, y el lugar en que se requiere la intervención de los servicios de emergencias.
En la primera de las cuestiones, conviene precisar si en la emergencia hace falta asistencia sanitaria y para cuántas personas, así como una valoración básica de su estado (si el paciente está consiente o no, si respira o no, si presenta heridas sangrantes…) Además, si hace falta la intervención de equipos de extinción de incendios o de rescate, si el acceso al lugar en el que se halla la persona que precisa ayuda es accesible a pie o con vehículos. En el caso de peleas o agresiones, siempre que el llamante no se ponga en peligro, conviene saber si se están empleando armas y el número de personas implicadas.
En cuanto a la ubicación de la emergencia, si ésta se produce en una calle o en una carretera, habitualmente no suele entrañar mucha dificultad precisar la ubicación, mediante el nombre de la calle y el número del portal; o la nomenclatura de la carretera y un punto kilométrico. Sin embargo, en los meses de verano, se incrementan las emergencias en actividades al aire libre o en zonas de difícil acceso, cuya ubicación puede resultar complicada de determinar.
Para ello, la Agencia de Protección Civil, dependiente de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, recuerda que está disponible la aplicación “My112” para teléfonos móviles, cuya ventaja estriba en que al utilizarla para comunicar una emergencia al 1-1-2, da la posibilidad de transmitir de manera automática las coordenadas del lugar en el que se encuentra la persona que realiza la llamada, lo que hace mucho más sencilla la tarea de localizar la emergencia.
Para determinar qué ocurre y dónde, el gestor de llamadas del 1-1-2 realiza una serie de preguntas que vienen recogidas en los protocolos de operaciones del servicio de emergencias. De manera simultánea a esa toma de datos, el gestor avisa a los organismos (Policía, Guardia Civil, Bomberos, Sacyl…) que han de intervenir en cada tipo de emergencia. De media, en aproximadamente un minuto, el gestor de llamadas determina en conversación con el alertante qué está sucediendo y la ubicación, y avisa a los organismos por vía telemática.
En el caso de que la emergencia sea de tipo sanitario, la persona que contacta con el 1-1-2 hablará también con personal sanitario de Emergencias de Sacyl para que pueda valorar, de manera telefónica, el alcance de la patología o de las heridas que presenta el paciente. En ese sentido, hay que tener en cuenta que ese personal que atiende llamadas sanitarias no acude a los avisos, su labor consiste en activar los medios más adecuados a cada situación y, en caso de estimarlo necesario, ofrecer además algunas pautas de actuación al llamante para que pueda prestar alguna ayuda al paciente hasta la llegada de los servicios de emergencias (por ejemplo, ante una persona en parada cardiorrespiratoria o en un parto en curso).