Desde pequeño, su relación con los coches fue intensa. Con el paso de los años, el piloto soriano pudo convertir su pasión en una realidad: competir en pruebas de rallyes al máximo nivel. A sus 49 años y con varios títulos en su palmarés, Agustín se ha convertido en un piloto referente en la provincia.
La pasión por un tema o una idea se define como un sentimiento muy fuerte, capaz incluso de perturbar la razón. En este caso, Agustín Álvaro comenzó desde muy pequeño a ser un apasionado por los coches de competición. Gran parte de la culpa fue de su padre, que tenía un taller que actualmente regenta Agustín junto con su hermano.
Con el paso de los años, el piloto soriano ahorró dinero con el objetivo de preparar un coche de competición. Ese momento llegó en 1999, cuando comenzó a competir en las pruebas de Slalom en Soria. Agustín Álvaro no se conformó y continúo escalando hasta que, en 2009, alcanzó el Campeonato Nacional de Rallyes de Tierra.
“Desde pequeño tenía claro que quería correr. El problema es que no tenía un coche adecuado para competir. En el momento que pude conseguirlo me lancé directo a las carreras”, afirma.
Durante su carrera deportiva, Agustín ha logrado ganar el Rally Nacional de dos ruedas motrices, la categoría de clásicos en tres ocasiones (coches con más de 25 años) y dos Rallyes Absolutos.
Este palmarés lo ha conseguido con un Citroën BX, un Seat Ibiza y con un Punto Abarth. El piloto soriano explica que sus coches no han estado excesivamente preparados mecánicamente “porque, a pesar de que me gustaría, la sencillez ahorra costes”.
Para poder competir en estas pruebas, los coches deben cumplir con unas características que acarrean unos costes importantes (el sistema antivuelco, los asientos específicos o cierres adecuados). El piloto soriano explica que hay competidores con coches alquilados de 300.000 euros, mientras que su vehículo más caro fue el Punto Abarth (alrededor de 15.000€). “Cada vez que adelanto a uno de los caros es un subidón de adrenalina. Siempre he tenido coches propios porque no he tenido tanta pasta. Algún día me gustaría gastarme el presupuesto de dos años en alquilarme uno bueno e ir a un rally, pero claro…”, señala.
Sin duda, el dinero es uno de los grandes problemas dentro de este mundo. El presupuesto de Agustín Álvaro puede superar en una temporada los 20.000 euros.
El piloto cuenta con la confianza de varios patrocinadores para poder participar. Amigos e instituciones sorianas lo apoyan con el objetivo de que siga compitiendo y llevando el nombre de Soria a todos los lados. “Estoy muy contento con ellos, no me pueden cubrir el 100% de los gastos, pero me echan un cable bastante importante para poder competir”, se sincera.
Además del dinero, el tiempo también supone un coste enorme para el piloto soriano. Horas y horas para adecuar el vehículo a las competiciones. En lo que respecta a su disponibilidad, Álvaro manifiesta entre risas: “preguntadle a mi mujer lo contenta que está conmigo cuando me tengo que ir alguna noche después de cenar a preparar el coche”.
Junto a su familia, alguien indispensable que no puede faltar a Agustín Álvaro es su copiloto, Fran Garmendia.
Ambos compiten debido a su pasión por los coches, y lo hacen con el objetivo de disfrutar en cada prueba. “Lo que más me gusta es nuestra amistad. Valoro que nos ayudemos, que pasemos rato juntos, que compartamos habitación en las pruebas. Y a todo ello hay que sumarle que Fran es muy bueno”, afirma.
Para poder correr juntos, Agustín y Fran realizaron un test con el objetivo de comprobar si eran compatibles a la hora de dar las notas de lecturas en las carreras. Los dos pilotos sorianos finalizaron encantados y se unieron en esta aventura.
La relación de ambos es fundamental, ya que dependen el uno del otro para evitar cualquier accidente. Los rallyes están considerados como un deporte de riesgo, aunque con el paso de los años los sistemas de seguridad han reducido enormemente cualquier tipo de problema.
El corredor soriano ha volcado dos veces y ha tenido varias salidas en pruebas.
En uno de esos accidentes, manifiesta que “me costó mucho volver a conducir y quitarme el miedo”. En vez de rendirse, decidió buscar las causas y solucionarlas. “Me he planteado dejar este mundo por el dinero y el tiempo, nunca por accidentes. Es mi pasión”, señala.
Tras el esfuerzo de muchos años, el piloto soriano ha conseguido convertir su afición en una forma de vida. Con su trabajo y empeño, el próximo sueño que afronta es correr una prueba del Mundial de Rallyes. Aunque parezca muy difícil trabajará para conseguirlo. Mientras tanto, el Campeonato Nacional y Soria seguirán disfrutando de un piloto que con pocos recursos ha sacado un rendimiento enorme.