La intervención en Puente del Congosto, promovida por la Consejería de Cultura y Turismo, tiene como objetivo detener el deterioro del Puente Viejo de dicha localidad salmantina y asegurar su conservación. El importe total de la actuación asciende a algo más de 380.000 euros y está cofinanciada por Fondos Feder.
La Consejería de Cultura y Turismo está acometiendo la restauración del Puente Viejo de Puente del Congosto, en Salamanca, con el fin de detener el progresivo deterioro de aquellos elementos formales y estructurales del puente, para devolver la integridad material y compatibilizar la conservación del monumento. El mayor reto ha sido compatibilizar la conservación del bien con las condicionantes y las patologías generadas por los agentes naturales, como son las crecidas estacionales o el anidamiento de aves protegidas.
Este puente medieval sobre el río Tormes fue construido en los siglos XII y XIII. Se encuentra junto al castillo e íntimamente ligado a éste, formando parte de la protección de ambos elementos patrimoniales como Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico, desde 2019.
Las obras que se están llevando a cabo en el puente medieval se centran en elementos de su estructura para consolidarlos mediante la comprobación de su estabilidad, la limpieza y la reposición de elementos perdidos, como los tajamares, las bóvedas, la calzada y los paramentos.
Los estudios arqueológicos, desarrollados de forma previa y en paralelo a la restauración, han permitido documentar los restos de diferentes fases de pavimentos, la configuración estructural de los arcos, la ubicación de la torre gemela y las refacciones que tanto a nivel de suelo como de paramentos, ha sufrido el puente a lo largo de su historia.
La actuación en Puente del Congosto, promovida por la Consejería de Cultura y Turismo, está cofinanciada por Fondos Feder y tiene un importe total de 380.383 euros, que incluyen las labores de investigación arqueológica y el levantamiento gráfico. La obra tiene un plazo de ejecución de 12 meses y está previsto que finalice sobre el mes de noviembre de este año.
La localidad de Puente del Congosto, con un origen que se remonta al siglo XI e integrada en un primer momento en el alfoz abulense, pasó a formar parte del realengo de la Tierra de Ávila hasta que en 1393 fue donada por Enrique III de Castilla a Gil González Dávila, siendo posteriormente cabeza del Señorío de la Villa y Tierra de Puente del Congosto, hasta la abolición de los señoríos. En 1539, tras la guerra de las Comunidades, la villa de Puente de Congosto, perteneciente en ese momento a la orden de Calatrava, fue transferida a la Casa de Alba.
La localidad de Puente del Congosto conserva un conjunto de alto interés patrimonial, conformado por el castillo de los Dávila y el Puente fortificado sobre el río Tormes, por donde transcurre la Cañada Real Soriana Occidental. El castillo, que goza por su propio carácter de la consideración de bien de interés cultural, se encuentra ubicado en la margen izquierda del río Tormes y tiene un carácter defensivo y de control estratégico del paso del puente sobre el río Tormes. La historia de su construcción comienza en 1393, por el caballero Gil González Dávila, señor de estas tierras y sus descendientes; más tarde pasó a la orden de Calatrava. Parece ser que la reina Isabel I pernoctó en dicho castillo y también Carlos V se alojó en él, de camino a Yuste; en 1539, tras la guerra de las Comunidades, pasó a manos del Ducado de Alba, permaneciendo en esta casa hasta 1881, cuando una vez extinguido el cobro del portazgo, fue vendido, siendo actualmente de propiedad privada.
El puente sobre el río Tormes se encuentra junto al castillo e íntimamente ligado a éste. Situado al norte del casco urbano, fue construido en los siglos XII y XIII, en fábrica de sillares y mampostería muy similar a la del castillo y cimentado sobre el lecho granítico del río. Resulta especialmente interesante, por constituir parte del paso de una cañada real y por conservar restos de fortificación en el lado del castillo, sobre uno de los arcos del oeste, donde se aprecia una torre en ruina que posiblemente cerraba el paso del puente por la noche, con objetivos fiscales y de defensa. El arco central, de mayor tamaño que el resto, divide al puente en dos mitades asimétricas: la mitad oeste, que arranca a los pies del castillo, está constituida por cinco arcos de igual tamaño, quedando vestigios de una torre sobre el primer pilar de la margen izquierda y restos de la unión con el castillo a través de una puerta y otra torre; por su parte, la mitad este presenta seis arcos, que disminuyen progresivamente, y su superficie está inclinada. Los tajamares se encuentran a contracorriente del lado sur y los parapetos están rematados con albardillas.
Desde sus orígenes, puente y castillo forman un interesante conjunto patrimonial coetáneo y funcional, testimonio material y documento histórico del entramado aduanero interior del reino y de la realidad del sistema económico propio de la sociedad de la época. Por ello, a finales de 2019 se procedió a declarar Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico, al considerarse la categoría más adecuada para la protección de estos elementos patrimoniales, por cuanto establece un instrumento idóneo de preservación de la valiosa relación existente entre ambos, el castillo y el puente, y también con el territorio en que se enclavan.