Artículo de opinión de Eder García.
En tiempos en los que parece estar en la agenda el fenómeno de la despoblación, el diagnóstico de la situación parece gozar de cierto consenso. Distinta suerte corre la búsqueda de la solución. La magnitud del problema no debe desviarnos de tratar de contrarrestar algunos de sus efectos negativos con herramientas que tenemos a mano.
Seguramente uno de los principales retos que nos encontramos sea dirigir la ordenación del territorio con la perspectiva de los servicios y con las personas como protagonistas, algo en lo que el gobierno de la administración autonómica ni está, ni se le espera.
Ejemplos tenemos muchos. Desde lo más cotidiano, como puede ser la falta de recursos sanitarios en el medio rural o el cierre de consultorios, a lo que nos sobreviene de manera más esporádica, afortunadamente, como los incendios forestales. El modelo que tiene la Junta de Castilla y León para ordenar los recursos contra este tipo de amenazas es demencial.
Tras lustros de retraso en la elaboración de normativa que afronte la realidad de la escasez de parques, la figura precaria del bombero voluntario o el abandono a las administraciones locales en la prestación de este servicio, el PP presenta en las cortes una propuesta que no soluciona ninguno de estos problemas.
Incorporando bomberos profesionales a parques modernos distribuidos por el territorio contribuimos, en primer lugar, a mejorar la seguridad de la ciudadanía y la integridad de nuestros recursos naturales, pero además fijamos población.
En materia de despoblación cada pequeña acción que mantiene un empleo en un pueblo es importante, pero sin acceso a servicios de calidad nunca conseguiremos que la gente apueste por quedarse para desarrollar su proyecto de vida en un pequeño municipio. Debemos llevar los servicios al ciudadano y no al revés. Centralizando en ciertas capitales los servicios públicos, pensando que la eficiencia económica es el único criterio a tener en cuenta en sus decisiones políticas, la Junta de Castilla y León viene demostrando que es la mejor aliada que tiene el fenómeno de la despoblación.