La Asociación Soriana Recuerdo y Dignidad hace entrega de los restos de tres asesinados durante la Guerra Civil en La Riba de Escalote.
Con gran satisfacción se vivía durante la tarde-noche de ayer los actos de entrega de los restos de tres de los cuatro hombres, al menos, que fueron ajusticiados durante la Guerra Civil Española en en La Riba de Escalote, toda vez que el juzgado de Almazán ordenase su exhumación y también la devolución de dichos restos a sus familias. Un acto amparado por la Asociación Soriana Recuerdo y Dignidad (ASRD) que encabeza Iván Aparicio.
Alberto Rodrigo León, Adolfo Morales Ruiz y Gregorio Valdenebro Moreno son los nombres de los criminalmente finados. En las excavaciones de la fosa común llevadas a cabo por la Sociedad de Ciencias Aranzadi también apareció otro individuo, que en principio se creyó era Silverio Lumbreras Pérez, aunque las pruebas de ADN finalmente descartaron dicha identidad.
Aparicio explicaba que la búsqueda de desaparecidos continuará por lo que con la entrega de hoy "no acaba este proceso", ya que hay familias cuyos ascendientes también fueron asesinados en esa localidad. Así, la ceremonia oficiada ayer era "el motor emocional de la Memoria Histórica", ya que estas personas por fin "llegan a casa", tras haber sido llevadas a la muerte "por querer un mundo mejor para la sociedad".
Tras los permisos y trámites oficiales para la devolución de los restos, el cabeza visible de la ASRD refería también que ahora "podemos despedir a estas personas sabiendo que han sido tratadas como a víctimas, no como restos arqueológicos". También lamentaba que en España no se aplica la justicia en materia de derechos humanos hacia personas represaliadas durante el conflicto del 36 que quedan sin la protección como tales.
Por parte de los familiares, José Luis Rodrigo Jiménez, nieto de Alberto Rodrigo, indicaba que en la jornada de este sábado "acaba un viaje que comenzó hace 85 años", con el retorno de los restos a sus seres queridos. Con "alivio, tristeza, gratitud y un poco de rabia", José Luis Rodrigo vivía la recepción de su abuelo. "Es el final de un viaje", añadía, lamentando que su padre, fallecido hace escasas fechas, no tuvo la ocasión de poder dar sepultura a los restos del suyo. María Elena Laiglesia, nieta también, lamentaba también que su madre no tenía fuerzas para acudir a este acto, y avanzaba que los restos de Alberto recibirán sepultura junto a la que fuera su esposa.
Carmen Heras, sobrina segunda de Adolfo Morales acudía a recoger los restos de este, significaba que el ajusticiado era primo carnal de su madre, y sus restos serán sepultados junto a los de su esposa en el cementerio de Soria. Así mismo, mostraba sus quejas porque "la reparación llega demasiado tarde", ya que estas víctimas "están muy alejadas en el tiempo" habida cuenta también de que "ya no queda nadie" cercano en lo que son los vínculos sanguíneos. Heras abogaba por "hablar con tranquilidad" en este país sobre aquellos hechos que requieren tener su debido reconocimiento.
Por su parte, Francisco Valdenebro, sobrino de Gregorio Valdenebro, aludía a la "gran ilusión" por haber encontrado los restos de su tío. "Estoy muy contento", concluía emocionado.
La jornada comenzaba en la plaza del Vergel con un acto de visibilización para después continuar en el Palacio de la Audiencia donde la especialista en Osteoarqueología, Lourdes Herrasti, de Aranzadi, expuso las labores y los estudios llevados a cabo para llevar a buen fin este acto, detallando cómo murieron los asesinados y enumerando los objetos que ayudaron a su identificación. "Entraron al juzgado anóminos y salieron con sus nombres", finalizó.