REPORTAJES
Actualizado 06/11/2021 09:23:47

¿Puede ser sostenible una explotación con 23.500 vacas? Valle de Odieta considera que sí y que es la única forma viable de producir leche. Por eso quiere construir en Soria la vaquería más grande y más moderna de Europa. Los animalistas lo consideran una aberración que destruirá el ecosistema de la comarca con falsas promesas. Tras años de polémica, el proyecto de Noviercas entra en su momento decisivo. La pelota, en la CHD.

Dicen que una vaca provocó el gran incendio que destruyó la ciudad de Chicago en 1871. Las hay que ríen, que son el emblema de chocolates y tiendas por todo el mundo, e incluso los dibujos animados nos regalaron una entusiasta res hermana de un pollo. Sin embargo, ninguna de ellas fue nunca tan polémica como las 23.500 vacas que la empresa navarra Valle de Odieta quiere instalar en el municipio soriano de Noviercas.

El proyecto de la que sería la vaquería más grande de Europa se ha convertido en el símbolo de una batalla ideológica entre dos formas opuestas de entender el mundo. Una batalla que, aunque se gane o se pierda en el ámbito de los informes técnicos y los permisos administrativos, se disputa en el ámbito de las ideas, en el debate público. Tal es así, que la multinacional Greenpeace ha llegado a pagar anuncios en YouTube contra su construcción.

Construcción que entra, en estos últimos meses de 2021, en la etapa decisiva para saber si se llevará a cabo o no. La Junta de Castilla y León es la encargada de otorgar o denegar la Autorización Ambiental Integrada. Es un único permiso que debe incluir informes favorables que van desde lo urbanístico al impacto acústico, pasando por un sinfín de permisos medioambientales: contaminación atmosférica, sustancias peligrosas, vertidos... El propio consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones Fernández, confirmaba a preguntas de Soria Noticias que, en estos momentos, todos los informes necesarios son favorables salvo el de la Confederación Hidrográfica del Duero.

Se trata de un informe vinculante que señala que no existe en la zona reserva de agua suficiente para sacar adelante el proyecto. Sin ese informe la vaquería no se puede instalar, pero la empresa aun cuenta con una última oportunidad de salvar su proyecto, antes de renunciar definitivamente a él o recurrir a la vía judicial: el Plan Hidráulico del Río Duero para el periodo 2022-2027.

Valle de Odieta tiene recurrido el borrador de ese plan, que tampoco contempla agua para el proyecto. Antes de final de año se conocerá el resultado del recurso de la empresa y el plan hidráulico definitivo, pero antes de adivinar el futuro tratemos de entender el pasado.

El proyecto

La idea surge en 2015, en la Cooperativa Agropecuaria Valle de Odieta. Según explica a este medio su gerente, Alberto Guerendiain Azpiroz, se trata de una empresa agropecuaria familiar nacida hace más de 70 años en Navarra, y que cuenta en la actualidad con una granja en Caparroso (Navarra) con capacidad para más de 7.000 cabezas de ganado. Conociendo el sector y las necesidades del mercado de leche, la empresa se plantea un proyecto similar, pero más grande, de hasta 23.520 cabezas. De ellas, 16.128 serían vacas adultas productoras y 7.392 terneras.

En 2016, la empresa comienza a buscar posibles ubicaciones: Navarra, Aragón, Zamora, Soria... Tras los estudios pertinentes, se decide por unos terrenos en la provincia de Soria, en el municipio de Noviercas. Las razones son tres: tiene buenos acuíferos, hay suficiente superficie y está relativamente cerca de Navarra. “Fue una decisión técnica, se trata de un sitio privilegiado”, señala.

La empresa asegura que la Confederación Hidrográfica del Duero les confirma en septiembre de 2017 la existencia de agua disponible para la instalación. Por ello, Valle de Odieta compra los terrenos, “con una oferta generosa e igual para todos los propietarios”, aseguran; y solicitan a la Junta la Autorización Ambiental Integrada.

El proyecto de la que promete ser una de las vaquerías más modernas y respetuosas con el medio ambiente del mundo, tiene cifras espectaculares. Una inversión de casi 99 millones de euros en un total de 84 hectáreas. Esperan producir un unas 200.000 toneladas de leche al año, lo que supondría un 7% de los 3.000.000 de toneladas de leche que España importa cada año.

Los responsables de Valle de Odieta señalan que la vaquería no solo es legal, sino que, además, irá un paso más allá de lo exigido en el cuidado del medio ambiente y en el bienestar animal. En su proyecto comprometen cero vertidos de aguas residuales, aprovechamiento total de los purines o autoabastecimiento energético. Además, ponen en valor el importante motor económico que supondría para la zona. Cifran en 150 los empleos directos y en otro centenar los indirectos. Tienen el compromiso con el Ayuntamiento de rehabilitar en el municipio viviendas para los trabajadores, impulsando así la reapertura del colegio y la mejora del centro de salud de la localidad. Por último, hablan del importante beneficio para la actividad agrícola de la zona, no solo por poder vender a la vaquería su producción, sino también por poder acceder fácilmente a fertilizantes orgánicos.

Las críticas

Desde que el proyecto es de dominio público no han faltado las voces críticas con el mismo. Colectivos ambientalistas y animalistas se han mostrado radicalmente en contra desde el primer momento, por considerarlo insostenible y extractivo. Partidos políticos de izquierdas comparten estos argumentos, y señalan que “éste no es el modelo de desarrollo que necesitan los entornos despoblados”. Asimismo, algunas agrupaciones agrarias creen que supondría una competencia desleal para los pequeños ganaderos del país.

Nacida contra este proyecto, en marzo de 2020 se crea la Asociación Hacendera. En el artículo 2.1 de sus estatutos, refleja que su principal objetivo es “proteger el territorio de la provincia de Soria de actuaciones que consideramos nocivas para el mantenimiento natural de los ecosistemas, la salud y el bienestar humano y animal”.

Desde entonces, y amparada por la Coordinadora Estatal Stop Ganadería Industrial, ha agrupado la inmensa mayoría de las voces que se muestran abierta y contundentemente en contra del proyecto de Noviercas, tanto dentro como, sobre todo, fuera de la provincia.

Hacendera, que ha definido el proyecto como “las 20.000 vacas del apocalipsis”, aporta sus propios datos sobre el proyecto. Aseguran que producirán 2 millones de litros de purines diarios altamente contaminantes, que consumirá “millones de litros de agua diarios”, que generará empleo “precario y mal pagado”. Además, hacen hincapié en el bienestar animal, señalado que en estas explotaciones los animales “son tratados con suma crueldad”, por estar encerrados la mayor parte de tiempo y “arrebatar” las crías a las madres nada más nacer. También vaticinan que acabará con el turismo rural, arruinarán a las pequeñas y medianas granjas lecheras, e incluso dicen que favorecería el paso de enfermedades de los animales a los humanos.

Los opositores al proyecto no se creen las promesas medioambientales del Valle de Odieta, argumento que refuerzan señalando los 19 procedimientos sancionadores (10 de agricultura y ganadería y 9 de Medio Ambiente) que tiene abierta su instalación en Caparroso por parte del Gobierno de Navarra.

La Confederación Hidrográfica del Duero

Con las posiciones definidas, enfrentadas e irreconciliables, que la vaquería salga o no adelante parece depender de un informe, el último permiso que la empresa no parece estar en disposición de lograr. La última frontera y la que, de momento se ve capaz de paralizar definitivamente el proyecto, es la Confederación Hidrográfica del Duero, dependiente del Gobierno de España, en concreto de la vicepresidencia tercera para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

La CHD señala que el proyecto es incompatible tanto con el actual plan del Duero, como con el borrador del que entra en vigor el próximo año. El texto no contempla reserva de agua de la masa de agua Araviana, para “garantizar que no se afecte al estado de las aguas, a los ecosistemas dependientes y a las descargas naturales de manantiales”, señala la CHD en respuestas a este medio.

Valle de Odieta ha presentado alegaciones a esta decisión. Será la batalla técnica y jurídica de este recurso la que decida si la vaquería de Noviercas será o no será.

Los purines

Por lo escatológico de los mismos, los purines (esa ‘mezcla heterogénea de deyecciones sólidas y líquidas de los animales, junto a restos de materiales utilizados en la alimentación’) son uno de los elementos más conflictivos de toda gran explotación ganadera.

Sin ir más lejos, Greenpeace acusa a Valle de Odieta de convertir el entorno de su explotación de Caparroso (Navarra) en “un auténtico vertedero de estiércol”. Señalan que los nitratos se infiltran en la superficie contaminando acuíferos y tierras, y que podrían llegar a afectar a la salud humana. Los animalistas alertan de que generarían 368.000 toneladas de estiércol (cifra que la empresa también da por correcta) al año que “contaminan todo lo que hay a su alrededor”.

Para minimizar el impacto de los excrementos del ganado, Valle de Odieta contempla en su proyecto la instalación de su propia Estación Depuradora de Aguas Residuales en la propia granja. Aseguran que, de esta manera, pueden garantizar vertidos cero a efectos de aguas residuales. Para ello, tienen prevista una planta de biogás en la que se extrae el gas metano para convertirlo en energía que abastece las propias instalaciones, reduciendo así la emisión de gases de efecto invernadero. El 40% del digestato resultante se utiliza para generar fertilizante aprovechando los nutrientes de las heces, y logrando así una manera natural y ecológica de abonar los campos sin recurrir a fertilizantes artificiales. El otro 60% sirve para cama de los propios animales. Tras pasar por la depuradora, el agua se convierte en apta para riego. Esta biodigestión de los estiércoles permite reducir al mínimo, señalan, tanto el consumo de energía y alimento como la emisión de metano, dióxido de carbono y dinitrógeno.

El debate filosófico del modelo

Los colectivos animalistas defienden la instalación de pequeñas vaquerías con entre 50 y 100 animales cada una. Señalan que es la forma más óptima de no esquilmar los recursos del entorno, y que favorecen tanto la fijación de población en el mundo rural como un mejor trato hacia los animales. La asociación Hacendera define el proyecto “no como una granja grande sino como una industria”, que afectaría gravemente al medioambiente tanto por el uso del agua y la producción de nitratos, como por el volumen de metano y de transporte que generaría un proyecto de este estilo. “La gente se va porque no quiere vivir en un pueblo donde no se pueda abrir el grifo ni la ventana”, aseguran. Señalan que este sistema productivo ha sido rechazado por la Unión Europea y que contraviene el Pacto Verde Europeo. Además, consideran que las pequeñas explotaciones garantizan más el bienestar animal, pues en las grandes los animales viven encerrados y, aseguran, se les “atiborra de antibióticos, y muchas veces se les alimenta con cereales transgénicos”.

Los impulsores del proyecto señalan la demagogia de estos argumentos y los consideran alejados de la realidad. Indican que localidades como Noviercas y otras muchas de Soria han perdido gran cantidad de su población en las últimas décadas, y que eso no puede ser culpa de la vaquería.

Los datos le sirven para calificar como naif el modelo defendido por los animalistas. “Cuando planteamos este proyecto nos dijeron que iban a cerrar 400 granjas por nuestra culpa”, recuerdan. La realidad es que, desde entonces y sin que de la vaquería de Noviercas se haya puesto una sola piedra, han cerrado 4.000 explotaciones de vacuno de leche en España.

Para Valle de Odieta, el modelo que defienden los animalistas es insostenible porque no es rentable y no hay relevo generacional. “Los padres no quieren eso para sus hijos”, señalan, mientras ponen números al sector. España cuenta actualmente con unas 11.800 granjas y unas 800 desaparecen cada año. La necesidad de leche es otro argumento para Odieta, porque hay mercado y demanda. España importa cada año la producción de unas 300.000 vacas, la mayoría desde Europa, pero cada vez más desde Asia y Marruecos. Con Noviercas, España reduciría un 7% su dependencia láctea del exterior. “Esa leche también contamina al traerla a España, y prometemos que nuestras vacas no se van a tirar más pedos que las demás”, ironizan.

El agua que lo decide todo

La existencia, o no, de agua para la vaquería se ha convertido en la última y gran batalla que decidirá si el proyecto sigue adelante. Bajo los terrenos en los que se pretende construir la vaquería se encuentra la masa de agua Araviana. La empresa señala que fue la existencia de este acuífero, la que le hizo decantarse por los terrenos de Noviercas, así como la predisposición de la Confederación Hidrográfica del Duero a conceder parte del uso del mismo para el desarrollo del proyecto.

Eso fue en 2017 y de manera extraoficial. Tras el cambio de Gobierno la situación parece haber dado un giro de 180 grados. Desde la empresa denuncian que la CHD decidió bajar su medición del Araviana de los 27.8 hm3/año (según figura en el actual Plan Hídrico del Duero) a los 9 hm3/año (según consta en el actual borrador del plan que estará en vigor desde 2022 y hasta 2027). La consideran una decisión arbitraria y la han recurrido con informes técnicos de prestigiosos hidrógrafos.

Pero, aun así, la empresa destaca que su solicitud de agua es fácilmente asumible para las aguas del subsuelo de la zona. Estiman que la vaquería consumirá 2,12 millones litros de agua al día (los contrarios al proyecto elevan esta cantidad a entre 4 y 6 millones) por lo que su petición de uso, 0,78 hm3/año, supone en torno al 8,6% del total. Indican que el consumo sería como dos tercios del que tiene el pueblo de Ólvega, y que solo con la lluvia media esperable en el entorno de la vaquería se podría recargar el acuífero anualmente.

Valle de Odieta tiene la sensación de que la negativa de la Confederación Hidrográfica del Duero, responde más a intereses políticos y criterios ideológicos que a la realidad técnica del debate. La empresa confía en que sus alegaciones surjan efecto antes del 22 de diciembre, el plazo máximo para obtener una respuesta. Si el Plan del Duero finalmente se aprueba como está planteado, será el portazo definitivo y dejaría casi sin alternativas a la empresa. Una de ellas sería la vía judicial, que podría demorarse años. Otra, llevarse el proyecto fuera de España porque “visto lo visto, con este Gobierno va a ser imposible”.

Los promotores lamentan estos contratiempos para un proyecto que, en sus mejores planes, estaría a punto de comenzar a funcionan. Ponen en valor el dinero, el tiempo y los esfuerzos realizados durante estos años para impulsar la vaquería, “incluidos informes y sondeos pedidos por la propia CHD”, denuncian. Valle de Odieta señala también que el actual planteamiento para frenar la vaquería por la vía de las aguas impedirá que otros proyectos distintos puedan instalarse en la zona, al no haber reserva de aguas.

De nuevo, la otra postura tiene una visión totalmente contraria de la realidad. En una respuesta a Soria Noticias, la Confederación Hidrográfica del Duero explica que el proyecto es incompatible con el plan hidrográfico. Señala que, en estos momentos (pues aun no es el texto definitivo), el nuevo plan reserva para usos agrarios y ganaderos en la masa de agua Araviana 0.9 hm3, y que la mayor parte de esa agua va dirigida a los regadíos de Hinojosa del Campo que promueve la Junta.

En su texto, explican que se está realizando un estudio sobre las aguas subterráneas que comparten las cuencas del Duero y el Ebro, y que este “permitirá saber con más certeza la incidencia de la demanda pretendida para esta granja y sus descargas en los manantiales”. Esto y los posibles efectos del cambio climático en la reducción de las aportaciones naturales de agua, que tenga el Araviana, provocan el menor volumen de agua que viene reflejado en el borrador del nuevo plan.

Entre sus argumentos, la CHD recuerda que en los últimos seis años solo ha habido una solicitud de uso de agua en la zona, que “la reserva del plan vigente está intacta”, y que la Comunidad de Regantes de Hinojosa del Campo hizo su solicitud antes que la vaquería y ya cuenta con resolución aprobatoria.

Aun así, la Confederación recuerda que está vinculada a las leyes, y que si la solicitud cumpliese los requisitos esta no podría denegar la solicitud de uso de agua. “La CHD analizará las alegaciones y se les dará respuesta con un informe específico, trasladando las que considere oportunas al Plan definitivo”, concluye.

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