PROVINCIA
Actualizado 26/11/2021 13:08:18

Esta cultura dejó su huella impresa con varios monumentos que hacen de la zona un lugar más rico arquitectónica e históricamente.

Soria contiene entre sus rincones riquezas arquitectónicas y culturales que permiten viajar a sus vecinos y visitantes a otros tiempos y culturas. En ese viaje histórico, una de las religiones que dejó su huella en la provincia fue la judía. Construcciones como sinagogas o cementerios, o su influencia en la gastronomía soriana demuestran como esta cultura perduró durante siglos en esta tierra.

A continuación, vamos a emprender un viaje por la Soria más judía. Muchas personas quizás no conozcan alguno los secretos que esta cultura aportó a nuestra provincia en varios aspectos. Por eso, nos ponemos en marcha para descubrir construcciones que atesoran historias increíbles.

Soria

Uno de los lugares de la provincia dónde más importante fue la presencia hebrea fue en la capital. Ahí, en el siglo XII surgió la Aljama (barrio judío) que tenía entre sus paredes una sinagoga, un hospital, una carnicería, un cementerio fuera de la muralla y numerosas viviendas, entre otras muchas construcciones judías.

Todo esto estaba edificado en torno al castillo, cuyas ruinas todavía se pueden visitar en el Cerro que corona el Duero. Si recorres esas tierras todavía a día de hoy se puede sentir el aroma judío que sus gentes dejaron en la zona, impregnando a la ciudad de un rico patrimonio cultural.

Su historia no desapareció con el paso del tiempo ya que perduró con el avance de los siglos en Soria. Prueba de ello es que los materiales de la sinagoga se emplearon en el siglo XV en la casa que edificó en el arrabal de la ciudad el adinerado Juan de las Heras.

Caracena y Calatañazor

En un paseo por ambas localidades sentimos que pervive en el ambiente algo inexplicable, pero que nos remonta a los tiempos medievales. Lo que antaño fueron recios castillos y murallas con el paso del tiempo sirvieron para reforzar las defensas que la naturaleza talló en forma de barrancos.

El espacio estaba salpicado por varios templos de los que hoy subsisten varios con vestigios románicos. Aquellas calles tam­bién fueron transitadas por sus vecinos judíos, por lo menos, durante cuatro décadas de la segunda mitad del s. XV. Aunque su presencia fue efímera, su legado es imborrable. En Caracena, en aquellos tiempos en los que el cas­tillo ni siquiera tenía la estructura que hoy vemos, los judíos asistían a su sinagoga.

Por otra parte, en Calatañazor, la sinagoga fue muy importante para los judíos que vivieron en este territorio soriano. Una anécdota de la presencia de esta cultura en este pueblo, es que en el XV, un individuo fue enterrado en la iglesia de Nuestra Señora del Castillo con un colgante que portaba una inscripción en hebreo.

Medinaceli

Buena parte de la trama medieval medinense se conserva en el subsuelo de la plaza. Era allí donde se localizaba la judería, por lo menos en las décadas previas a la expulsión. Algunas de las viviendas estaban cerca del solar que ocupa el Palacio Ducal y otras justo en frente, próximas a la desaparecida iglesia de San Juan del Mercado, llegando hasta las inmediaciones de la puerta de la Villa, donde lindaban con propiedades de cristianos y de musulmanes.

En este espacio del centro de la villa, eran vecinos de la sinagoga judíos y conversos, como Nuño Álvarez, que tenía un huerto en su casa, con una puerta que sale a Santa María e a la xinoga. Además, los judíos contaban con taberna y carnicería propia, y un fonsario que estaba en extramuros, próximo a los lavaderos de Benalcalde y al que fuera monasterio de la Magdalena.

Ágreda

Seguimos con el viaje para conocer la historia y la impronta de la cultura judía y ahora hacemos parada en Ágreda. Esta localidad fue un núcleo de gran complejidad urbanística, dado que en la Edad Media se configuró en base a cuatro recintos amurallados prácticamente independientes: el de La Muela, primigenio solar musulmán donde seguirían residiendo los mudéjares tras la conquista cristiana, y otros tres recintos donde se asentaban los cristianos y los judíos, estos últimos con casas en el recinto de San Miguel y en el de San Juan, en el entorno de la actual calle Puerta de la Villa.

¿Cómo era la vida cotidiana de estas gentes? Es de suponer que con momentos de mayor y menor tensión a lo largo del tiempo. Así, en el s. XIV, si los cristianos pidieron al rey que tomara medidas porque los musulmanes pregonaban a voces su re­ligión, mientras que estos y los judíos pedían al alcalde de la villa que les devolvieran los bienes que se les había incautado por trabajar en los días festivos de los cristianos.

Por otro lado, respecto a la historia judía en Ágreda, existen noticias sobre la aparición de varias tumbas extramuros, que recientemente se han asociado con el cementerio judío, pero se carece de confirmación arqueológica. Otro de los datos que destaca la importancia de esta cultura en el pueblo soriano es que en 1492 la sina­goga fue adquirida por el concejo para establecer allí la sede del Ayuntamiento, si bien no pudo ser en el lugar del edificio actual, ya que esa zona no fue urbanizable hasta el XVI. Acutalmente, allí se conserva un fragmento de Torá reutilizado en un libro.

Almazán

En nuestro viaje llegamos a un lugar donde la gastronomía hebrea dejo muy buen sabor de boca entre los habitantes del pueblo soriano. En el s. XVI, algunos judeoconversos mantenían las costumbres culinarias hebreas y siguieron practicando entre otras muchas recetas el cogüerzo, una comida fúnebre para reconfortar a los dolientes cercanos al difunto. Otros siguieron elaborando el matzá, las roquillas, la empa­nada de carnero, los nabos con queso, los palominos en pan, los albondequexos, las cabaheas, los alvillos, los rollillos… recetas que nos transportan a la gastro­nomía de otra época.

Por otra parte, hay que destacar que en Almazán, la población hebrea, ya documentada en el s. XII, progresó hasta el punto de convertirse en una de las diez aljamas que más contribuía a los impuestos del reino en la segunda mitad del s. XV. Las casas de los judíos se distribuían en el amplio espacio comprendido entre la actual plaza mayor, muy modificada tras el Medievo, la plaza de los Olmos y el entono de las iglesias de Nuestra Señora del Campanario y San Vicente.

La sinagoga pudo estar en las inmediaciones de la actual iglesia de San Pedro, pero a principios del s. XVI ya se estaba sacando tierra y piedra del derruido edificio para emplearla en diversas obras urbanísticas.

Berlanga de Duero

Después de esta ruta culinaria e histórica llegamos a la última parada de nuestro viaje. En este pueblo, la judería se localizaba en el área conocida como Los Leones y la sinagoga en la calle que une la plaza con la puerta de Aguilera de la muralla. Este edificio quedó convertido finalmente en la casa que poseerían el hidalgo Hernando de Saravia y su hijo en las primeras décadas del s. XVI. Allí se reunieron varios judeocon­versos en 1520, mencionando unos muros decorados que podía pertenecer tanto a la propia sinagoga como a la casa de estudio.

Una vez recorridas estas seis localidades sorianas, podemos decir que la provincia esconde entre sus rincones historias judías que merecen ser descubiertas por sorianos y visitantes. Su arquitectura y gastronomía aportaron a la zona una mayor riqueza que el paso de los años no ha podido borrar del todo.

Con esto, solo queda ponernos un calzado cómodo y montarnos al coche para conocer la parte más judía de los pueblos sorianos. Si te ha gustado esta ruta, puedes conocer otras muchas más en la página Soria Ni Te La Imaginas.

Todas las fotos de este reportaje han sido cedidas por la Diputación de Soria.

Leer comentarios
  1. >SoriaNoticias
  2. >Provincia
  3. >Descubre los tesoros judíos que esconde la provincia de Soria