PROVINCIA
Actualizado 06/01/2022 21:35:45

Un ganadero muestra su disconformidad sobre las declaraciones del ministro de Consumo y el desprestigio que en muchos casos se da hacia este sector productivo.

José Ramón Sánchez, ganadero y lector de Soria Noticias remite esta carta sobre su parecer acerca de las declaciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón a la vez que incide en la preocupación en este sector productivo y los términos en los que en muchos casos, se aborda dicha actividad desprestigiándola.

"Sr. Director:

Hoy, día de Reyes, escucho en Televisión Española que el ministro de Consumo, Sr. Alberto Garzón, a pesar de la polémica, se ratifica en sus críticas hacia las macrogranjas y considera que sus palabras son “impecables”, además de asegurar que lo ha dicho como ministro de España.

Pues, muy bien, Sr. ministro, siga así, siga atacando a todos los sectores productivos del país que le pagan el sueldo (sueldo que muy dudosamente se gana). Y sepa Vd. que todos los trabajadores y empresarios de la hostelería, del turismo, de la agricultura y de la ganadería le estaremos eternamente agradecidos, porque no para de desprestigiar nuestro trabajo y nuestros negocios, y nos está indicando la senda de la ruina.

Hablar del sector ganadero con criterio

En primer lugar, conviene no caer en polémicas ideológicas (se ha criticado duramente al presidente aragonés, Javier Lambán, de haber entrado “en campañas de la ultraderecha”, simplemente por su sentido común y su sentido lógico de defender a un sector tradicional, importante y esencial para la economía española) y conviene hablar del sector ganadero con determinado criterio.

No es aceptable manejar repetidamente el concepto macrogranja de manera peyorativa contra las grandes y modernas granjas de este país, para demonizar de manera generalizada la producción ganadera de España (carne, leche y huevos fundamentalmente).

En España, dependiendo de la orientación de negocio de cada ganadero y de la orientación de consumo de cada ciudadano, hay cabida para la ganadería de pequeñas granjas y para la ganadería de grandes granjas. Cada una cumple su función y cada una tiene unos clientes determinados, y no, por eso, ni son incompatibles ni son excluyentes. Si un ganadero se gana la vida con una pequeña granja y un mercado reducido o específico, que siga así. Pero si otro se la gana con una granja grande orientada al gran consumo e incluso a la exportación, ¿por qué no va a tener derecho a ese tipo de granja, siempre que cumpla con la normativa en vigor?.

Es indudable que, como en todos los sectores productivos, existen instalaciones de todo tipo. Cada propietario decide encaminarla a un nicho de mercado específico y a un ámbito geográfico determinado: ya sea a un mercado más reducido y exclusivo, al gran consumo o ya sea al mercado local, comarcal, provincial, regional, nacional o internacional.

Esa variedad en la orientación del negocio se puede comprobar lo mismo en un restaurante (existe el restaurante único y existe la cadena de restaurantes), que en una panadería (existe la panadería de pueblo que elabora pastas tradicionales y existe la gran fábrica de galletas orientada al gran consumo), que en una industria chacinera (existe el pequeño obrador que produce embutidos para la venta en su propia tienda y a nivel comarcal o existen grandes empresas nacionales de productos cárnicos) que en una granja (existe la granja pequeña que produce huevos para su venta a nivel comarcal y existen las granjas grandes que exportan huevos de primera calidad a muchos países).

Esto es lo que se llama libertad de emprendimiento, libertad de empresa y libertad de mercado para que cada consumidor compre lo que más le interese. Y que a cada cual le vaya lo mejor posible dentro de la orientación que elija. Estas libertades de empresa y de mercado quedan consagradas tanto en nuestra Constitución Española como en los Tratados de la Unión Europea.

Y, por el contrario, denomizar sistemáticamente a las grandes granjas desde el Gobierno es llevar las cosas a extremos de tubúes agroalimentarios, animados exclusivamente por razones ideológicas, que por no razones técnicas ni agrícolas ni ganaderas ni lógicas.

El sector ganadero español, a la vanguardia de Europa

A nadie escapa que la reglamentación española que afecta a los sectores agrícola, ganadero y agroalimentario en materia medioambiental, en materia de control sanitario, en materia de bienestar animal y en materia de calidad y seguridad alimentarias es de similares exigencias a las normativas de otros países europeos. Y es un hecho que todos los ganaderos de España se esfuerzan por el cumplimiento de las mismas.

Las nuevas instalaciones agroalimentarias de España (pequeñas y grandes) están realizando importantes esfuerzos e inversiones en el ámbito medioambiental, teniendo en cuenta las nuevas directrices y normativas (Pacto Verde Europeo, Estrategia Española de Economía Circular, etc.).

Todos los consumidores, y el público en general, deben saber que el sector ganadero está plenamente implicado con la adopción de medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, para la eficiencia energética, para el mayor uso de energías renovables, para el respeto de la biodiversidad y para la implantación de la Mejores Técnicas Disponibles. Por tanto, no es asumible que se critique sin fundamento a este sector (y menos desde el propio Gobierno de España).

Y es totalmente inaceptable que Vd., Sr. ministro de Consumo, ataque al sector ganadero sin aportar ninguna alternativa lógica o con políticas tan absurdas como la del menor consumo de alimentos y el decrecimiento. Este sector es el responsable de suministrar alimentos de calidad a toda la población. Y, por el contrario, bajadas de consumo y producción traerán en el futuro subidas de precios a nivel local y desabastecimiento. Lo que ocurrirá será similar a lo que pasa actualmente con la luz: si destrozamos el tejido productivo en pro de ilógicas ideologías o con intención de comprar en terceros países, se conseguirá bajar las producciones a niveles históricos, y esto conllevará el desabastecimiento y la subida de los productos básicos.

En contraposición con el desabastecimiento y la subida desorbitada de productos básicos, la producción del sector ganadero nacional está ayudando a que, por ejemplo, podamos ir a comprar la carne, la leche y los huevos al supermercado a unos precios asequibles para la mayor parte del público en general. Y sin la aportación de las grandes granjas gestionadas de manera empresarial sería imposible disponer de productos básicos a precios razonables.

Mi sufrimiento dentro del sector ganadero

Debo indicarle al ministro de Consumo, Sr. Alberto Garzón, y a todos sus compañeros y amigos que respaldan sus declaraciones, que la vida de un pequeño ganadero no es especialmente fácil ni sencilla ni cómoda.

Puedo hablar en primera persona. Soy hijo de ganadero. Estudié Ingeniería Agrónoma y, por circunstancias de la vida y familiares, llegó un momento en que me tuve que hacer cargo de la ganadería de mi padre. Es una pequeña explotación de ganado ovino. Y me da justo para mantener a mi familia (mujer e hijo), a base de trabajar los 365 del año; porque le aseguro que si trabajara 8 horas de lunes a viernes, tendría que cerrar.

Le puedo confirmar que la actual tendencia de desaparición de explotaciones ganaderas no es por culpa de las grandes granjas. En España, cada año, se cierran muchas, y las causas fundamentales son: la falta de relevo generacional debido a la gran dedicación que se requiere (yo atiendo a las mis ovejas todos los días de la semana), la baja rentabilidad de las explotaciones gestionadas de manera artesanal y familiar (que no empresarial) y las elevadas exigencias medioambientales (que, a veces, nos resulta imposible financiarlas). Ésta es la realidad que sufro yo todos los días.

Por otra parte, a pesar de los grandes sacrificios que es este negocio conlleva, todavía no abandono. Estoy estudiando seriamente, con otros compañeros y amigos ganaderos, juntar nuestras explotaciones para fundar una empresa con una sola granja más grande y más moderna. Nuestra intención es agrupar las reses de seis ganaderos para llegar a las 12.000-13.000 ovejas.

¿A esa nueva empresa también la llamará Vd., Sr. Alberto Garzón, macrogranja, con todo su carácter despectivo?. Pues, si sigue en sus trece, Sr. ministro, si prefiere que no fundemos esa macrogranja, le invito a venir un mes a trabajar en mi pequeña explotación ovina y ya verá como, pasado ese tiempo, igual piensa de otra manera. Entonces, igual piensa que es altamente sacrificado poner en el mercado, al abasto de los consumidores, leche de oveja – quesos- y carne de cordero. Y, entonces, igual piensa que los ganaderos no somos tan malos, tengamos granjas pequeñas o granjas grandes.

Todos nosotros percibimos que debemos dar ese paso para avanzar hacia una gestión empresarial conjunta más fuerte, contando con una granja grande. Que nos permita una mejor gestión de compras y de costes de explotación, que nos permita optimizar la maquinaria invertida, que nos permita una mejor organización el trabajo (para, por ejemplo, poder trabajar a turnos y tener algo de vida personal y familiar) y, en definitiva, que nos permita mejorar nuestra rentabilidad y, así, tener perspectivas de futuro.

Y todos estamos convencidos de que si no damos ese paso estamos abocados al cierre de nuestras explotaciones. Llevamos muchos años sufriendo. Durante el largo periodo de la pandemia hemos estado a pie del cañón (para suministrar a gente como Vd. de leche de oveja –quesos- y carne de cordero) y no hemos disfrutado de ERTES ni cosas de ésas, y, aún así, todavía percibimos que en España hay posibilidad de producir leche y corderos, porque España es fuertemente deficitaria en leche, por ejemplo.

Además, Vd. convendrá conmigo que, hablando de cuestiones medioambientales, igual es mejor que nosotros nos agrupemos y seamos más grandes que no desaparezcamos. Ya que, si desapareciésemos, los quesos y la carne igual tendrían que venir de terceros países, y eso tendría una mayor influencia en el medio ambiente, debido a las mayores emisiones del transporte. Por tanto, Sr. ministro, dese cuenta, por favor, que las grandes granjas en sí mismas, por ser grandes, no son ni mejores ni peores. Hay grandes granjas bien y mal gestionadas, lo mismo que hay pequeñas granjas bien o mal gestionadas. Y, en concreto, una granja grande bien gestionada de manera empresarial es más respetuosa con el medio ambiente que muchas pequeñas como la mía actual, que no podemos casi ni llegar a fin de mes.

Manifestada aquí mi reflexión en defensa de las granjas de España, ya sean pequeñas o grandes, se echa de menos la debida explicación del Sr. ministro de Agricultura y del Sr. presidente del Gobierno, a ver si alcanzan a valorar lo sacrificado que es este sector, y lo importante que es para la economía nacional.

Felices Reyes".

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