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CAPITAL
Actualizado 18/01/2022 21:38:06
Sandra Guijarro Galán

De origen soriano, criada en Zaragoza, vivió en Austria y reside en Barcelona. Ha recibido una beca Starting Grant para seguir investigando en el desarrollo de fármacos degradadores útiles para diversas enfermedades como el cáncer de páncreas.

“Ha sido un fin de año soñado porque te pone en la Champions League de la ciencia”. Ilusionada, comprometida, cercana y con la sensación que se te queda al escuchar a alguien que, estás segura, ama lo que hace. Cristina Mayor Ruiz habla después de hacerse con un ERC Starting Grants, proyecto que le ha sido concedido por el Consejo Europeo de Investigación para liderar un trabajo con interés terapéutico. Actualmente, trabaja en el Instituto de Investigación en Biomedicina en Barcelona (IRB), donde comenzará el proyecto TrickE3 cuando reciban “una financiación que asciende a 1,5 millones de euros” y que les permitirá “estabilizar todo un laboratorio durante cinco años”.

Para poder optar a la ayuda, Mayor ha tenido que estructurar “un ejercicio de estrategia y de planificación bestial” que le ha sido evaluado y concedido. Sobre la idea presentada, ha explicado que propuso “cambiar el paradigma actual respecto a un tipo de fármacos denominados monovalentes, muy útiles, pero de los que existen muy poquitos o encontrados por casualidad”.

Una investigación aplicable al cáncer de páncreas

La investigación, que busca “cambiar la poca existencia de degradadores monovalentes y sistematizar tanto el diseño como la forma de encontrar este tipo de fármacos” resulta muy útil, en particular, para el cáncer de páncreas. Un tipo de cáncer con el que la científica soriana tiene experiencia y, gracias a la financiación, espera poder “aportar un granito de arena en una enfermedad que parece incurable”.

Para poder llevar a cabo sus propósitos, la joven doctora podrá trabajar con “una de las mejores plataformas de cribado a gran escala de librerías de fármacos”, recién instalada en su centro de investigación y con la que tratará de “buscar una aguja en un pajar” para encontrar “fármacos que se comporten como degradadores utilizando líneas celulares del cáncer de páncreas”.

La función de las proteínas en el desarrollo de enfermedades

En el desarrollo de enfermedades como el cáncer, la soriana ha explicado que las proteínas son las “máquinas que, dentro de nuestras células, hacen todas las funciones que necesitan”. En principio, son buenas, “el problema viene cuando hay mutaciones que provocan que no funcionen como deberían, lo que puede causar un cáncer”. En ese contexto, lo que pretenden llevar a cabo en el IRB es, mediante los degradadores, intentar eliminar esas proteínas que se han convertido en malignas”. Por ello, trabajarán bajo unos “fármacos que tienen un efecto terapéutico y un alto potencial para la destrucción de proteínas”.

No obstante ha querido aclarar que, en un contexto en el que “parece que todo se mete en la misma bolsa” es importante conocer que “existen más de 150 tipos de cáncer, cada uno con su nombre y apellidos”. Por ello, resulta “imposible predecir cuándo se van a curar todos los tipos de cáncer”, pero lo importante es poder contar “con un apoyo muy fuerte” para llevar a cabo “cosas tan ambiciosas como las propuestas en este proyecto y que sería impensable intentarlo sin una financiación potente” como la recibida.

El día a día de una soriana en un laboratorio en Barcelona

Aunque actualmente sus vistas están encaminadas en poder llevar a cabo su propuesta dirigiendo y compartiendo su experiencia como jefa de grupo, Cristina Mayor-Ruíz no ha dejado de lado sus labores en el laboratorio, donde tiene “la suerte de ver cómo los chicos trabajan” y donde acude “todos los días”.

A pesar de sus tareas burocráticas y su “rol ejecutor”, sigue al pie del cañón, trabajando con experimentos, sin olvidar su tierra, Ágreda (y el barrio de Valverde); su vinculo con Soria, de donde es “su chico” y sus raíces, que nunca olvida. Su paso por Austria no la quitaron las ganas de volver a España “a pesar de las dificultades” de hacerlo con una posición de jefe de grupo. Cuando abrieron la convocatoria en el IRB, que era de su campo, vio “un tren que no podía dejar pasar”. Tuvo suerte, dice. No obstante, Cristina es una luchadora que, con los pies en la tierra, “escribe ideas” e intenta aportar siempre su granito de arena bajo “su experiencia”. Ahora, después de conseguir la financiación y viviendo en Barcelona, sigue ahí, también más cerca de Soria, a donde escapa “siempre que puede”.

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