La visita del presidente del PP a Soria no llegaba en el mejor momento para la formación azul, que decidió en el último momento modificar los actos previstos dentro de la campaña electoral. ¿El balance? Una decena de fotos, dos torreznos, una boda y cero preguntas permitidas a los medios de comunicación.
El de este viernes estaba llamado a ser uno de los actos más multitudinarios dentro de la campaña electoral del PP de Soria. Los populares habían conseguido confirmar la presencia de su líder nacional, Pablo Casado, y esperaban una jornada festiva con tiempo para presumir de músculo industrial en Ólvega primero, y dándose un baño de masas en la capital después.
El plan pintaba más que bien, pero la actualidad política nacional ha llegado una vez más para arrasar todas las expectativas sorianas, en esta ocasión las relativas a la bancada popular. Lo sucedido este jueves en el Congreso de los Diputados, con la aprobación de la reforma de laboral gracias al error del diputado popular Alberto Casero, ha probocado una modificación más que sustancial de la agenda de Casado en Soria.
La visita a una conocida empresas de transportes olvegueña se ha desarrollado a puerta cerrada. Con declaraciones de Casado, pero sin medios de comunicación. Casado, su equipo de comunicación y un vídeo de Youtube de 10 minutos. Los populares alegaron razones de seguridad para desconvocar a los medios. Sí se ha mantenido el paseo entre Mariano Granados y la plaza Mayor, pero el carácter se ha visto alterado hasta el extremo.
El recorrido lo ha completado Casado rodeado de compañeros de partido (algún excompañero incluido) y un amplio despliegue de seguridad, tanto pública como privada, cuyo principal cometido era evitar las preguntas de los periodistas. La presencia de público se puede calificar como escasa, aunque el revuelo ha sido notorio por la cantidad de medios nacionales ávidos por obtener unas palabras sobre el tema del día.
Los 450 metros que separan las dos plazas capitalinas se han cubierto con estas cifras: una decena de fotos, dos torreznos , una boda y cero declaraciones. Y es que el presidente del PP ha podido disfrutar del típico manjar soriano por duplicado y, además, ha tenido la suerte de coincidir con un enlace matrimonial, que ha aportado el color que necesitaba el acto para romper la tensión.
Si alguien tiene algo que decir, que no hable ahora, ha debido de pensar el equipo del presidente popular.