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Actualizado 11/02/2022 08:43:12

La ONG internacional española de cooperación al desarrollo tiene como lema para este año 'Nuestra indiferencia los condena al olvido' y busca alcanzar distintos Obejtivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para la población beneficiaria en países desfavorecidos tanto económica como socialmente.

ONG internacional española de cooperación al desarrollo Manos Unidas continúa en su labor de lucha para erradicar el hambre y la pobreza en el mundo. Así, ahora lanza su campaña número 73 bajo el lema Campaña LXIII bajo el lema 'Nuestra indiferencia los condena al olvido'.

Una iniciaitiva que será presentada el viernes a las siete de la tarde en el Casino, a cargo del párroco Jesús Mendoza, que ejerce su labor en Covaleda y en Duruelo de la Sierra. También fue misionero en Piura (Perú) de 1989 a 1997. También para dar a conocer la campaña, el domingo 13, el obispo de Osma-Soria, Abilio Martínez Varea oficiará una eucaristía en la iglesia de El Salvador a las 12:30 horas.

El importe global de los dos proyectos a financiar en esta nueva campaña es de 90.348 euros. En la Campaña anterior, a pesar de la pandemia, se consiguió financiar el proyecto Programa de Inclusión Social de Infancia, Jóvenes y Mujeres en aldeas marginales en Telangana, India, con el que se comprometido una cantidad de 90.577 euros.

Proyectos

Mejora de las condiciones educativas de los niños tribales de Jengraimukh (India)

El proyecto se localiza en la aldea de Jengraimukh, en la isla fluvial de Majuli en el río Bramhputura, zona de Dhemaji, distrito de Jorhat, en el estado de Assam (India).

Los beneficiarios son los tribales Mising que se establecieron allí hace siglos, procedentes de las montañas del Noroeste de China, y que constituyen el grupo étnico más numeroso de la zona. Están perdiendo su identidad, lengua, cultura y costumbres como consecuencia de la indiferencia de las mayorías hacia ellos. Sus aldeas están muy aisladas por los múltiples afluentes del caudaloso río Bhramaputra. Viven en chozas de bambú y hojas de palma construidas sobre palafitos para soportar las inundaciones periódicas durante el monzón.

La población vive fundamentalmente de la agricultura y la pesca, perdiéndose sus cosechas de arroz con mucha frecuencia como consecuencia de las inundaciones. Sin industrias, tienen pocas posibilidades de empleo y son muy dependientes de las ayudas del gobierno y de organizaciones humanitarias. La mayor parte de los jóvenes emigran a las ciudades, pero carentes de formación alguna, retornan a Majuli sin trabajo. La tasa de analfabetismo es muy elevada, especialmente entre las mujeres de las que sólo el 35% sabe leer y escribir.

En este contexto, y para ocuparse del desarrollo integral de esta población, la Diócesis de Dibrugarh fundó la misión de St. Paul en Jengraimukh en 1988, dotándola de una escuela mixta en 1989, para poder estudiar desde grado 1 al 10 (hasta 4º ESO).

En aquellas fechas se alojaron en sendas construcciones de bambú a niños y niñas que vivían en lugares muy distantes del colegio para asegurar su asistencia diaria a clase. En el año 2016, cuando el colegio tenía 789 alumnos, el internado femenino se trasladó a un nuevo edificio permanente apoyado por Manos Unidas y los niños continuaron en las chozas originales. El aumento de alumnos del colegio que cuenta ahora con 1.372 alumnos (802 chicos y 570 chicas), la reputación del colegio que le ha convertido en el referente de educación en la zona y las continuas peticiones de los padres para disponer de un internado masculino con condiciones de higiene y seguridad para sus hijos equivalentes a las que ya tienen las niñas, han impulsado a nuestro socio local, la Diócesis de Dibrugarh, a solicitar la colaboración de Manos Unidas para acometer una nueva construcción dónde alojar a 40 niños internos.

Se trata de una sencilla construcción de 2 plantas con dormitorio, aseos, cocina y sala de estudios/comedor, que garantizará así su asistencia diaria a la escuela de la misión. La colaboración local comprende la aportación del terreno por parte de la Diócesis, además de: a) una cantidad en metálico, b) la construcción del bloque de aseos, c) la construcción de la cocina y d) la construcción de una zona cubierta para el secado de la ropa. Mientras que los padres y otros habitantes locales, aportarán su mano de obra no cualificada, así como materiales para la construcción. La posibilidad de alojarse cerca de la escuela hará aumentar el número de solicitudes, garantizará la asistencia de los niños a la escuela, les permitirá vivir en condiciones higiénicas y seguras y, por tanto, su desarrollo educativo. Los beneficiarios directos son 40 niños pobres tribales y 250 los indirectos. Manos Unidas contribuirá con el 64% del coste total de la construcción y el socio local con el 36% (contribución elevada, que demuestra su interés y compromiso).

El proyecto pretende contribuir a dos ODS (objetivos de desarrollo sostenible) nº 4 'Educación de Calidad' y nº 5 'Igualdad de Género'.

Total: 69.918,00 euros

Al frente del proyecto: Fr. Joseph Pallikunnel sacerdote diocesano, de St. Paul High school Jengraimuck.

Refuerzo de la resiliencia de la población en zona de conflicto. Bamenda (Camerún)

Camerún, tras su independencia de Francia y Gran Bretaña en 1960 y 1961 respectivamente, había gozado de paz, pero hace unos años, han surgido dos conflictos: en el Extremo Norte, por la acción del grupo yihadista Boko Haram; y en la zona anglófona del oeste, por el deterioro de la crisis anglófona, de raíz profunda, que parte de la coexistencia en un mismo país, de legados coloniales muy distintos el alemán y británico de un lado, y el francés.

El proyecto se localiza en la región del Noroeste donde más del 75% de la población vive de la agricultura de subsistencia, con un nivel socio-económico muy bajo, e ingresos medios de 548 EUR/año. La sociedad es patriarcal con gran riqueza étnica. Las comunidades están regidas por su autoridad tradicional (Fon), muy respetados y de gran poder. Si bien un 80% son cristianos y un 20% musulmanes que conviven pacíficamente, la mentalidad y creencias son ancestrales y las tradiciones muy arraigadas, lo que dificulta el empoderamiento de la mujer.

La población anglófona de Camerún supone un quinto de la misma (5 milllones de 25.676.000 habitantes), y un quinto del total del territorio, y es donde se encuentra el petróleo. El Gobierno, fuertemente centralizado de Yaundé, actuó con represión frente a las protestas de la población descontenta por la discriminación percibida, dando lugar a que una parte se radicalizara. Así pues, un año después del comienzo de la crisis sociopolítica, en 2017, se declaró la independencia de la República de Ambazonia, lo que originó un conflicto armado entre independentistas y el ejército. Tras cuatro años, hay una gran devastación y empobrecimiento de la zona anglófona y es la población civil, que se encuentra entre ambas partes beligerantes, la que más sufre las consecuencias.

Se ha generado un ambiente de violencia y represalias, y se cometen graves violaciones de derechos humanos, en muchas ocasiones por ignorancia y falta de sensibilización, y por la convicción de que, en tiempo de guerra, "todo vale": torturas, violaciones, quema de pueblos, detenciones arbitrarias y secuestros. Por ignorancia y miedo estos crímenes no se denuncian, los perpetradores quedan impunes y las víctimas traumatizadas, con secuelas, desasistidas, sin acceso a una reparación, e incluso sin hogar.

Las llamadas al diálogo y cese de hostilidades por parte de las antiguas metrópolis, de Canadá, Suiza, actores de la sociedad civil, la Conferencia Episcopal Camerunesa y el Papa, han sido infructuosos. En este contexto se encuentra nuestro socio local Action of Christians Against Torture, organización ecuménica, fundada en 1983, en la que participan las confesiones cristianas presentes en Camerún, con arraigo en la zona, respetada en la sociedad y conocimiento profundo del terreno. Entre sus fines está la promoción y defensa de los DDHH y la abolición de la tortura y otros tratos inhumanos y degradantes.

El proyecto contempla tanto la sensibilización y formación en DDHH de la población en general, líderes y autoridades, como la mitigación del sufrimiento de las victimas más vulnerables y con secuelas.

Solicitan la colaboración de Manos Unidas para la sensibilización, campañas de radio, personal externo, transporte, material didáctico y asistencia con alimentos y terapia a las víctimas más vulnerables, lo que asciende a 85%. El socio local contribuye con 15% en todo el personal y funcionamiento.

Los ODS corresponden al nº 10 'Reducción Desigualdades' y al nº 16 'Sociedades Justas y Pacíficas'.

Los beneficiarios ascienden a 1.500 personas, mientras que el presupuesto de la iniciativa asciende a 20.430,00 euros

Al frente del proyecto está Mr. Toh Sylvester Akumbu, de Actcion By Christians for de Abolition of torture.

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