REPORTAJES
Actualizado 20/02/2022 17:06:57

En una carta publicada en el 'Journal of Medical Virology', científicos adjudican a este factor la cantidad relativamente baja de casos graves y fallecimientos entre personas inmunizadas, pese a la mayor transmisibilidad de la nueva variante.

Pese a que ómicron emergió como una variante de preocupación en noviembre de 2021, todas las mutaciones existentes en ella, excepto una, ya se habían descrito anteriormente.

Investigadores de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), en Brasil, apoyados por la FAPESP, adjudican a este factor la eficacia de las actuales vacunas contra esta variante, hecho que se ve reflejado en la relativamente baja cantidad de casos graves y de muertes, más allá de la mayor transmisibilidad de esta nueva cepa.

Los científicos formularon esta hipótesis en una carta al editor publicada en el Journal of Medical Virology. “Los datos disponibles hasta ahora nos hacen creer que las actuales vacunas son efectivamente eficaces –en las debidas proporciones− contra todas las variantes del virus. Y posiblemente lo serán contra las otras cepas que puedan surgir”, afirma Ricardo Durães-Carvalho, investigador de la Escuela Paulista de Medicina, de la Universidad Federal de São Paulo (EPM-Unifesp), quien cuenta con apoyo de la FAPESP y es el coordinador del estudio.

En octubre de 2021, antes de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconociera la emergencia de la variable ómicron, en otro estudio encabezado por el investigador, publicado en la plataforma medRxiv y en proceso de revisión por pares, se describió la existencia de una serie de mutaciones compartidas entre diferentes variantes.

El grupo analizó más de 200.000 genomas del SARS-CoV-2 y de otros coronavirus humanos. Se hallaron mutaciones iguales en diferentes cepas, que podrían servir como blancos de futuras vacunas.“Ómicron corrobora nuestro estudio. De las 35 mutaciones de la variante existentes en la proteína spike [la que el SARS-CoV-2 utiliza para conectarse con el receptor presente en las células humanas y viabilizar la infección], tan solo una no se conocía. Veinticinco están en las denominadas RBD [dominio de unión al receptor] 15 y RBM [motivo de unión al receptor] 10, las áreas en donde el virus se une a las células humanas y, por tal motivo, potenciales blancos de anticuerpos neutralizantes”, explica Durães-Carvalho.

“Esto puede explicar por qué la vacunación ha sido eficaz hasta ahora, aunque ninguna vacuna existente en el mercado fue planeada específicamente para ómicron. Pese a que no impiden la transmisión, los inmunógenos han evitado la explosión de casos graves y las muertes si comparamos a esta nueva ola con las otras, que ocurrieron cuando no había vacunas o cuando una parte menor de la población contaba con el esquema de vacunación completo aplicado”, dice Robert Andreata-Santos, quien lleva adelante una pasantía posdoctoral en la EPM-Unifesp con beca de la FAPESP, y es el primer autor de la carta.

Los investigadores aclaran que la misiva se basa en los datos que existen hasta ahora referentes a la variante ómicron y en los genomas que se secuenciaron de las otras variantes. Según afirman, tan solo el desarrollo de la pandemia podrá confirmar o no las hipótesis.

Mutaciones compartidas

En el estudio publicado en octubre pasado, que contó con otros coautores, los investigadores analizaron la dinámica de dispersión y la evolución viral en el transcurso del tiempo en Brasil, China, Estados Unidos y la India entre febrero y agosto de 2021.

Los datos mostraron un aumento de la cantidad de áreas del genoma del SARS-CoV-2, sobre todo en la proteína spike, bajo aquello a lo que los científicos denominan como evolución convergente. Esto quiere decir que incluso variantes distintas pueden sufrir mutaciones iguales, toda vez que dichas alteraciones pueden dotar de ventajas al virus, tales como la de escapar del sistema inmunitario o la de unirse mejor al receptor de las células humanas.

“Demostramos que la mayoría abrumadora de las mutaciones fue producto de ese fenómeno”, aclara Carla Torres Braconi, docente de la EPM-Unifesp y otra coordinadora del estudio publicado en octubre de 2021. Torres Braconi es una de las investigadoras asociadas a un proyecto apoyado por la FAPESP, coordinado por Luiz Mario Ramos Janini, docente de la EPM-Unifesp y coautor de la carta publicada ahora en el Journal of Medical Virology.

En febrero de 2021, se identificaron nueve posiciones distintas en la proteína spike del SARS-CoV-2 como las que más mutaciones direccionales sufrieron, una cifra que trepó a 14 en julio del mismo año. Con la introducción de la variante delta, aparte de más posiciones en la proteína spike del virus bajo evolución convergente, los investigadores observaron también señales de lo que denominan recombinación, un fenómeno que consiste en el intercambio de material genético entre distintas cepas, uno de los factores que pueden derivar en el surgimiento de nuevas variantes. También se observaron señales de recombinación en la variante ómicron.

En diciembre pasado, los científicos analizaron los datos de 146 genomas de la variante recolectados en Hong Kong, Botsuana, Sudáfrica, Canadá, Australia, Italia, Bélgica, Israel, Austria, Inglaterra y Alemania. Las evidencias de recombinación aparecieron solamente cuando se alinearon las secuencias de beta, delta y ómicron, lo cual indica que la circulación de diferentes variantes puede promover estos eventos.

“Un aumento en la circulación del virus eleva las posibilidades de que un mismo individuo se infecte con distintas variantes y, por lo tanto, de generar ese intercambio de material genético entre las variantes”, aclara Danilo Rosa Nunes, quien realiza su doctorado en la EPM-Unifesp y es el primer autor del artículo de octubre.

Ahora el grupo pretende verificar de qué manera se comportan el suero y el plasma sanguíneo de los pacientes inmunizados frente a las diferentes variantes del SARS-CoV-2 con las mutaciones halladas. “Con los llamados ensayos de seroneutralización, pretendemos saber si esos individuos logran neutralizar a las distintas variantes, a ómicron inclusive”, informa Torres Braconi.

Otro despliegue posible es la utilización de modelos computacionales para intentar prever qué altera cada mutación en la proteína spike y en la capacidad de unión del virus a las células humanas. De combinárselos, los resultados de estos experimentos pueden ayudar a dilucidar el posible efecto de esas mutaciones compartidas por distintas variantes, que en el futuro podrían convertirse en blancos de vacunas más eficaces aún.

Tal como los propios investigadores lo reconocen, aún no es posible asegurar que las vacunas disponibles actualmente seguirán siendo eficaces contra eventuales nuevas cepas del SARS-CoV-2 que puedan surgir. Por este motivo, la evitación de aglomeraciones, el uso mascarillas de buena calidad y completar el esquema de vacunación siguen constituyendo por ahora la mejor estrategia para desacelerar el proceso de evolución viral y minimizar así el riesgo de que surjan mutaciones inéditas que favorezcan el escape inmunológico.

Fuente: DICYT

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