Desde Cidones a Bratislava, Vicente y Valeria recogieron a seis refugiados ucranianos que serán acogidos en Soria. El viaje ha supuesto una auténtica experiencia vital, explican, y rechazan la etiqueta de héroes: “Cuando ves a esta gente por el retrovisor te das cuenta de quiénes son los héroes”.
Un viaje de ida y vuelta. Una experiencia de vida. Vicente Hernández y su hija Valeria, de 24 años, quisieron sumarse a las iniciativas solidarias fruto del conflicto bélico que están sufriendo en Ucrania. Dicho y hecho. La familia, procedente de Cidones, emprendió un viaje a través de Europa con destino a Bratislava (Eslovaquia) para recoger a refugiados ucranianos.
En torno a las 22:30 horas del lunes salieron desde el municipio soriano con una furgoneta cedida por la empresa soriana ‘De Pedro Molinero’ y repleta de los víveres necesarios recogidos por ‘Mochuelo JAM’. Casi 6.000 kilómetros y más de un día de viaje por carretera. Desde Irún a Burdeos, de Lyon a Alemania, rumbo Bratislava. Allí se encontraron “con la dura realidad”, según ha relatado el propio Vicente en una charla telefónica con Soria Noticias.
Lo que empezó como una “historieta” en ver cómo conseguían el material necesario para emprender el viaje, se convirtió, para la familia, en “toda una experiencia de vida”. Para su hija Valeria, la inversión supondrían “unas vacaciones adelantadas”, pero acabó en un destino en el que empezaron a ver cómo era la situación real. “El viaje ha cambiado, al principio era una historia, pero ahora es otra. Ves el motivo real y es muy duro”, ha explicado.
En cuanto a la primera impresión que tuvieron, Vicente ha relatado que “cuando hablas de problemas y de dificultades te esperas a gente que, en algún momento, ha estado peor que tú, pero imagínate coger toda tu vida y meterla en una maleta, cruzar la frontera para salvar tu vida y la de tu familia hacia un lugar que no sabes ni dónde está. Ahí es cuando uno choca con la realidad”.
Sobre la repercusión que están teniendo, ha asegurado que están recibiendo “el apoyo de todo el mundo a través de muchos mensajes, pero cuando ves a esta gente por el retrovisor te das cuenta de quiénes son los verdaderos héroes”. Gente corriente, que ha tenido que hacer frente a las adversidades, a quienes no entienden por el idioma, pero con quienes sobran las palabras.
Con respecto al encuentro con las personas refugiadas, ha relatado que durmieron en una habitación que les tenían preparada, como de un colegio universitario, y fue a la mañana siguiente cuando se produjo. “No nos entendíamos, pero nos dimos un abrazo. Empezamos a ver que había mucha gente, llegaban muchas furgonetas; pero allí se abre un cordón humanitario que supone un caos total”. De ida y vuelta, pues "en cuanto estábamos todos, nos montamos en la furgoneta y para casa”, ha añadido.
Actualmente, la familia se encuentra en Francia, a 1.200 kilómetros de Soria, donde han parado a repostar. Lo hacen con la furgoneta llena, con una familia compuesta por una abuela, una madre y su bebé, de un año; otra madre y su hija, de dos años; y una joven con su mascota. Sobre su próximo destino, ha matizado que "hay gente que nos está esperando en Soria y se encargará de llevarlos a los pisos o con las familias que se han ofrecido”.
Como un golpe de realidad, una experiencia, pero muestra de solidaridad. Vicente y su hija Valeria están de regreso ya, no sin antes destacar la “importante labor de la gente corriente, que ha mostrado su voluntad de ofrecer no solo apoyo, sino también sus casas o pisos” y se ha mostrado agradecido por “todos los mensajes recibidos y la labor de todas las empresas sorianas”, especialmente las anteriormente mencionadas.