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CAPITAL
Actualizado 14/04/2022 12:30:56

Diseñador gráfico, viñetista, novelista en ciernes y rockero (voz y guitarra) del grupo soriano The Wildborns. Miguel Lage pelea desde Washington por mantener su espíritu rebelde, su conciencia crítica y su arte libre en un mundo “con mucha oferta cultural, pero poca variedad y calidad” y donde el miedo a ofender a alguien hace que uno mismo se corte las alas. “Lo detesto”.

P: ¿En qué anda metido el Migel Lage artista?

R: Por cuestiones contractuales este año he estado en Soria, aunque vuelvo a Washington para estar mínimo otros 3 años. Eso me ha permitido estar con el grupo, The Wildborns, y trabajar en mi primera novela. Iba a ser una novela gráfica, pero lleva mucho tiempo dibujarla. Fui realista y lo he convertido en una novela con 50 ilustraciones. "Mezcla Los Goonies (relaciones personales, diálogos…) y Tomates verdes fritos (América rural y el despertar sexual). Está escrita en inglés, la está revisando una editora canadiense y luego tengo que buscar quién la publique, que en Estados Unidos es muy difícil porque, o tienes un agente, o necesitas bastante tiempo y bastante insistencia.

P: Escritura, pintura, música…eres la contradicción perfecta de ese refrán que dice que ‘quien mucho abarca poco aprieta’

R: Tal vez si solo me centrase en una cosa apretaría más… Yo creo en las historias y cada historia te pide un formato. Si son cortas, haces una canción, si es más larga tal vez necesitas un relato. Al final es la idea la que me lleva a plasmarla de una forma u otra.

P: Hablemos del regreso de The Wildborns, ¿qué acogida está teniendo ese Killing Stare, vuestro cuarto disco, y el concierto que disteis en La Audiencia?

R: Lo bueno es que ya nos vemos venir lo bueno y lo malo porque llevamos mucho tiempo en esto. El disco ha tenido una gran acogida. Es el primero que no hacemos en estudio porque ahora tenemos medios técnicos, sabemos cómo queremos que suene y lo ha grabado Diego, uno de los miembros del grupo. Lo bueno de hacerlo así, a parte del tema económico, es que no hemos tenido presión de fechas y hemos podido trabajar todo el año. Eso nos ha permitido consolidar nuestro estilo, es un sonido particular y es más coherente y consistente. Otros músicos nos dicen que suena a nosotros y eso es un alago. Además, creo que las melodías son las mejores y eso me encanta porque una canción puede ser muy virtuosa, pero si no la puedes tararear en la ducha… Sobre el concierto, tocamos en la Audiencia y no vino ni Dios. Había 70 entradas vendidas y vinieron 50 personas, pero eso también lo sabíamos porque estamos pasadísimos de moda y llevábamos tiempo sin tocar… Un martes, en la Audiencia, música en inglés… Soria es difícil.

R: ¿Cómo sobrevive un grupo de rock así, siendo españoles, pero cantando en inglés, repartidos por el mundo… durante tiempo?

R: Eso se lo pregunté una vez a Los Trócolos y me dijeron que su clave era ser un grupo de amigos que, además, toca música. Es simple, pero es la clave. Nosotros durante estos años lo que hemos hecho ha sido hacernos amigos. Yo estoy en Estados Unidos, pero hablamos todos los días. La música no es el que nos une, pero si falta un día, no dejamos de estar en contacto.

P: Dicen que las letras son comprometidas…

R: Es cierto que en los discos anteriores si queríamos fiesta, más Rolling Stones, y en este si hay un cambio, pero yo no soy partidario de la letra política. El rock y el punk son llevar la contraria y la letra es un buen vehículo para plantare cara al sistema. De hecho, es lo más fácil. Hay gente que ha intentado llevar la contraria con el sonido, pero claro, si haces buen sonido y a la gente le gusta, se vuelve popular, entonces es pop y es pro sistema. Pero yo puedo escuchar la música de quien sea si me gusta, independientemente de lo que diga la letra. Intento dejar la ideología a un lado cuando escucho o cuando oigo música.

P: Ahora está muy de moda la cultura de la cancelación (dejar de escuchar a un artista o ver una película por las opiniones políticas de su autor) …

R: Odio lo políticamente correcto, lo detesto. A ver, a mí que alguien me quiera cancelar… Somos un grupo muy pequeñito, no sé cuántos heathers podríamos tener, pero a lo mejor les podemos. La trampa es que cualquiera que sea un poco sensible se autocensura a uno mismo. Yo hay cosas que ya no hago. Es algo que está en el ambiente, te influye y hace que te cortes las alas a ti mismo. Y sobre ti mismo, nadie tiene más poder que tú. Claro que pasa. Cuando empecé hacía carteles bastante sexys, con amigas mías y hoy no lo haría, más que nada por no tener líos. Creo que es algo que hemos importado de la cultura anglosajona, que siempre ha sido más recatada.

P: Vivimos en la época dorada de lo audiovisual, también del comic

R: Creo que vivimos una época dorada en cuanto a reconocimiento, pero no en cuanto a oferta. Pasa con todo, en cuanto una cosa se hace famosa ya tiene que tener cuidado con lo que es. El comic ahora está más respetado que nunca, ya tiene una credibilidad, pero eso está afectando mucho a las temáticas. No solo por lo políticamente correcto, sino también por un intento de estandarización para tratar de llegar al público. Hay mucho más comic que nunca, pero es todo igual. Hoy en día todo el mundo intenta hacer algo para todos los públicos. Hoy en día nada es tan profundo, todo es más superficial, más para tontos. Nunca habrá habido tantas películas como ahora, pero no va a salir Casa Blanca.

P: Una sorpresa negativa y una positiva que te hayas llevado de Estados Unidos

R: Para mal, la afición y la naturalidad que hay con las armas. Creo que la mayor parte de sus problemas sociales en las clases bajas viene por la cantidad de armas que hay en la calle. Y también el exceso de corrección política. Lo que peor sienta es no poder decir las cosas como son y claro, en una sociedad como la estadounidense desde donde nos llegan la mayor parte de nuestros productos culturales… Siempre están con la libertad de expresión, pero de eso nada. Probablemente si dices tus ideas siempre va a haber gente que te defienda, pero ya puedes tener cuidado con las formas.

No dicen nigger (negrata), dicen N-word, no dicen Bitch (perra) dicen B-word. He llegado a escuchar que coffee (café) es una ofensa porque hace referencia a la colonización y al esclavismo. No te pintes la cara de negro, puedes escribir white (blanco) normal, pero Black (negro) lo tienes que escribir con mayúscula. Mi editora me cambia girl (chica) por woman (mujer) porque dice que es un término que usan algunos hombres para denigrar a las mujeres. Entonces es muy pesado, cuando tienes miedo a una palabra… Yo entiendo que maricón o nigger se hayan creado para denigrar a un colectivo, pero una palabra que per se está en diccionario, que es funcional y se ha usado siempre… si le das el poder a otra persona para que diga lo que significa... No puedes decir salvaje, indios, no puedes decir loco, enfermos mentales… y ejemplos como esos te puede decir muchos. Con esto están mal de la cabeza y lo estamos copiando.

Y para bien, aparte de que son gente muy educada y muy acogedores, son una sociedad que apoya mucho las artes. Eso también es propio de Washington. Si un grupo de chavales tocan en un garito, el garito se llena de desconocidos que pagan la entrada y compran el disco para apoyarles. ¿Es capitalismo? Sí, pero entienden que un artista también es un emprendedor que hay que apoyarlo.

P: Y tú qué les cuentas de Soria

R: Si es una conversación corta les digo que soy de una ciudad al norte de Madrid es muy fría y muy conservadora (ríe). Pero si es alguien una relación más profunda les hablo de comida, les hago torreznos, croquetas, pacharán…, de naturaleza, de que la gente es de puta madre y de la luz. Yo la luz de Soria no la he visto en ningún lado. Luego ya les enseño fotos del Viernes de Toros y dice, “tengo que ir a esa mierda”.

P: De la triada ‘sexo, drogas y rock and roll’, ¿Qué es lo último que ha hecho Miguel?

R: Marujaks ataca de nuevo. Soy de Soria, ninguna de las 3 (bromea). Las 3 anoche, yo solo, en mi casa. Ayer se murió Mark Lanegan (la entrevista se hizo en febrero), que es una de las influencias de nuestro disco y para mí fue una pérdida importante porque era el punki que sobrevivió y ha llegado hasta ahora, el Joaquín Sabina americano. Entonces anoche me puse su música, me fumé un canuto… y es un tío que tiene una voz super sexy. Para mi cuenta como sexo. Escuchar a Mark Lanegan cuenta como haber pillado.

Creando al supervillano soriano

Le proponemos a Miguel Lage que piense cómo serían un superhéroe y un supervillano 100% soriano. Jesús Gil es el primer nombre que se le viene a la cabeza: “Serviría tanto para superhéroe como para supervillano”. Aunque no es mala idea, queda descartado y también Antonio Machado, “porque ni era de aquí, ni murió aquí… Vino aquí a acostarse con una menor y cuando se murió se fue. Un andaluz profesor de francés, eso es lo más fucker que he odio en mi vida”.

Mas allá de las bromas nos cuenta que él es de la escuela de Stan Lee. “Pienso que un buen superhéroe tiene que tener un aspecto humano y representar algunos valores: Spiderman es el chico pobre, los 4 fantásticos la familia, los X-Men los inadaptados…” Divaga sobre lo que debería representar el superhéroe soriano “quizá la lucha contra la despoblación, el amor por la comunidad, por el vecino…” y destaca su capacidad “para unir a la gente, para servir de ejemplo, llamando a la acción, a revuelta socia… un punky…”

El supervillano lo tiene más claro “porque lo hemos sufrido siempre”. Explica que es el qué dirán, el miedo a hacer cosas porque te vean… Esa, desde luego es la kriptonita de Soria, la inacción por miedo a la opinión ajena, cuneta. Explica que un supervillano es mucho más divertido de crear porque puedes meterte en temas de control mental, hipnosis colectiva… Tienes que llevar una vida de bares, tener un modelo de familia concreto… Soria, tal vez porque es pequeña, es una ciudad muy carca. Supermaruja, bueno como es un supervillano sería Marujaks.

Un soriano en Washington

Miguel trabaja como diseñador gráfico para el Banco Interamericano de Desarrollo desde 2017. Comenzó allí en 2012, gracias a la novia soriana del quien hoy es uno de sus compañeros. “Estaban buscando alguien para hacer un comic y esta chica les habló de mi porque nuestras madres eran amigas”, explica. Aquello fue algo puntual, pero desde 2014 está trabajando en las oficinas centrales del Banco en Washington. “Surgió como todo, poco a poco y por casualidad”, señala. Estos meses han supuesto un breve parón por motivos contractuales, pero regresará para otros 3 años. El BID trabaja con préstamos a países en desarrollo, proyectos de innovación social con implicación directa con el beneficiario para actuar localmente en búsqueda de un impacto local y real. El soriano se encarga de la identidad visual de los proyectos, carteles, comunicaciones…

Aunque le gusta Whasington, ¡es muy europea, edificios bajitos, mucha zona verde, muy tranquila”, señala que “es difícil sentir de allí” porque es “muy internacional y los auténticos washingtoniano son “población negra de bajo poder adquisitivo les hemos echados a los extrarradios por la subida de los alquileres”. Él sigue definiéndose como soriano: “Nací en Madrod, pero a los 3 años ya estaba con el chaleco del Desbarajuste".

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