A pesar del frío y de la cantidad de agua con la que bajaba el Duero, los pescadores han vivido una gran mañana.
Más de cincuenta pescadores procedentes de todos los rincones de España se han dado cita esta mañana en las orillas del río Duero para participar en la décimo octava edición del Torneo de ‘El Campano Soriano’. Desafiando al frío y al mal tiempo, uno de los hándicaps a primera hora de la mañana, los pescadores se han dado cita a las 06:00h.
Tras realizar el sorteo y desayunar en el Hotel San Andrés, todos los participantes se han puesto en camino hacia el tramo del río ubicado entre la presa de Buitrago y el punto de ferrocarril de Almazán.
Una vez ahí han comenzado unas mangas que han sido complicadas debido a la cantidad de agua con la que bajaba el río. En ese sentido, los pescadores han indicado la dificultad de afrontar el torneo con este contexto, a lo que han añadido el frío durante la primera manga que ha arrancado a las 08:30.
Después de esa primera prueba, el almuerzo compuesto por productos sorianos ha sido el protagonista. Ese momento ha venido muy bien a los participantes para poder coger fuerzas de cara al final de una competición que se decidiría a primera hora de la tarde.
Por último, se ha llevado a cabo una segunda manga que se ha extendido hasta las 14:00h y que ha sido el preludio de la ceremonia de clausura celebrada en el Hotel Alfonso VIII. En ella, los grandes ganadores han sido Rodrigo Esteban, con el primer premio de 600 euros gracias a una trucha de 64 centímetros que ha batido el récord de la prueba que anteriormente estaba en 61, y Ángel Camarero por ser el mejor socio con una trucha de 55,5 cm que le ha servido para lograr un premio de 300 euros. El resto de los premiados han sido Gerardo San Román, tercer clasificado, José Antonio Herrero, en cuarta posición, Fernando Lafuente, quinto, Jesús Ortega, sexto.
De esta manera, El Campano Soriano ha vuelto a celebrar su torneo con normalidad para alegría de muchos pescadores que han echado de menos el torneo y el ambiente de las orillas del Río Duero durante dos largos años.