En la villa episcopal, la Semana Santa se vive con absoluta devoción. Este año se recuperarán todos los actos.
En el Burgo de Osma, la Semana Santa también cuenta con la declaración de Interés Turístico Regional. Se trata de un reconocimiento a la totalidad de las celebraciones que llegó en el año 1998. En la localidad burgense, esta celebración aglutina historia, arte y devoción de una manera muy singular, no en vano la fiesta es una de las más prestigiosas de la provincia.
Desde el Viernes de Dolores destacan tanto las celebraciones religiosas en la propia catedral, sede la Diócesis de Osma-Soria, como las procesiones de la Cofradía de los Misterios y el Santo Entierro de Cristo, que cuenta con cerca de 400 cofrades y atesora pasos de gran valor artístico.
El Jueves Santo es uno de los días más destacados en la villa episcopal. Los actos religiosos se abren con el Oficio de Lecturas y Laudes -que presidirá el obispo Abilio Martínez Varea-, para continuar por la tarde con la Misa de la Cena del Señor y el lavatorio de pies. Pero el momento culmen llega más tarde. Con la noche, la emoción desborda la localidad porticada. Los Pasos de la Oración del Huerto y la Cena del Señor recorren El Burgo desde San Antón hasta la catedral, donde tendrá lugar la Hora Santa ante el Santísimo. Actos sacros que se salpican con la música religiosa, también eje fundamental de la celebración burgense.
El Viernes Santo es la procesión del Santo Entierro, la que devuelve a la calle el arte de los pasos religiosos. También son vistosos los penitentes con cruces y cadenas, así como las representaciones de soldados y pueblo hebreo y las bandas de cornetas.
Antonio Campos, presidente de la Cofradía de los Misterios y el Santo Entierro de Cristo, pide una “mayor implicación” de los cofrades, para “poder mantener las procesiones en todo su esplendor”. Recuerda que “constituyen un importante patrimonio cultural que debemos asegurar”.
La Semana Santa de El Burgo depende de la Cofradía de los Misterios y Santo Entierro de Cristo. Un colectivo que no siempre ha ejercido sus funciones bajo este nombre, pues arrancó su actividad en el siglo XII como Cofradía de la Vera Cruz. Esta se fundó durante el episcopado de Raimundo de Salvetat (1109-1124) y fue confirmada por bula de Inocencio II el 4 de Mayo de 1131. Su fin principal era venerar y celebrar los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Cristo y, por ello, estaba encargada de organizar los desfiles profesionales durante la Semana Santa. El 21 de marzo de 1942, esta cofradía se cambia el nombre dentro de la misma inspiración, pasando a su denominación actual.
Gracias a su trabajo, esfuerzo personal y económico, la Semana Santa burgense cuenta con cerca de veinte pasos, de entre los que destacan, por especialmente artísticos, el ‘Cristo con la Cruz’ y la ‘Soledad’ del maestro Andrés de Nájera. También merece una mención el ‘Cristo Resucitado’, talla del siglo XVI y copia de un original de Juan de Juni.
Estos se recogen en un Museo de Pasos, del que también es responsable la cofradía burgense. Se ubica en la capilla de la Inmaculada del Seminario Diocesano, y se puede visitar todo el año. Antonio Campos, presidente de la Cofradía burgense, anima a la visita de este espacio: “Además de los pasos, estandartes y todo lo que conllevan las procesiones, también se pueden ver documentos históricos relativos a las mismas e, incluso, representaciones de menor tamaño realizadas por Jesús Ladrón de Guevara, que son verdaderas joyas”, expresa.