Las Albardillas del Real presenta un plato que aúna las mejores carnes de la provincia con tesoros sorianos únicos como las trufas o los boletus. El sabor y la textura crujiente de esta delicia trasladan a los paladares de los clientes hasta universos gastronómicos inimaginables. Un cocinado milimétrico, preciso y a fuego medio son las claves de este crujiente.
Las Albardillas del Real, paraíso gastronómico situado en la carretera de Garray, a tan solo cinco minutos de Soria, se ha convertido en los últimos años en una de las mecas gastronómicas de la provincia. Tras una primera etapa en la que estos terrenos estaban destinados a uso y disfrute personal, su dueño, Rodolfo De Marco cambió por completo la historia de Las Albardillas del Real y la suya propia: “Compré este terreno para disfrutar de él, pero hace 15 años decidí transformarlo en una finca para bodas y, posteriormente, en un restaurante. Nos ha ido muy bien y nuestro objetivo es seguir creciendo”.
Estos éxitos han sido posible gracias a un equipo de 10 personas, en el que Pilar Olive es una pieza indispensable. Esta cocinera aragonesa es la encargada de transformar los sueños y la ilusión de Rodolfo de Marco en unos platos mágicos e irresistibles a cualquier paladar, a través de productos sorianos de una enorme calidad. Presentada esta experiencia sensorial y gastronómica única, ¿estáis preparados para vivirla en primera persona?
A través de la ilusión, el amor por la cocina y el esfuerzo, Rodolfo De Marco ha conseguido crear un lugar mágico. Su objetivo: conseguir hacer realidad los sueños de los clientes que van a celebrar allí un día inolvidable (bodas o comuniones) dentro de sus vidas.
Una vez hemos conocido un poco la historia de este paraíso gastronómico es hora de ponernos el delantal y empezar a cocinar. Lo primero de todo será contar con los siguientes ingredientes: carrilleras de cerdo, cebolla, pimientos, sal, vino tinto, agua, boletus, queso parmesano, nata, pasta filo, trufa fresca y aceite de trufa.
Con todos ellos preparados, el primer paso consiste en rehogar los pimientos y la cebolla, cortados en juliana, para que cuando estén blandos se puedan añadir las carrilleras. Una vez completado este punto, es hora de añadir el vino tinto y el agua, dejándolo cocer durante unas tres horas.
En un cazo fundimos la nata con el queso parmesano para obtener una salsa cremosa a la que añadimos sal, nuez moscada y aceite de trufa. Posteriormente, cortamos pasta filo, rellenamos con la farsa y enrollamos en forma de triangulo para meterlo al horno a 200ºC unos tres minutos. Para finalizar, ponemos un plato con la salsa en el fondo, el triángulo de carrilleras encima y, por último, rallamos trufa.
Tras todo este proceso, es hora de disfrutar de un plato delicioso que traslada a nuestro paladar al paraíso del sabor.