Además de los actos de Semana Santa de Interés Turístico Regional (Ágreda, El Burgo y Soria), otras localidades de la provincia celebran actos relacionados con la Pasión.
Fuera de la denominación oficial, pero con mucho interés turístico también, se encuentran otras muchas cofradías, que inundan con sus pasos la provincia de Soria.
Merece un destacado a parte, por tratarse de la más antigua de la provincia, la ‘Hermandad y Cofradía de los Disciplinantes de las Cinco Plagas y Vera Cruz de Nuestro Señor Jesucristo’, de San Esteban de Gormaz. Se fundó en 1554 e impuso al obispo la procesión del Viernes Santo en 1624. Desde entonces, se encarga de este acto, el más importante de la Semana Santa en la villa ribereña.
También se han ganado la mención las celebraciones en Almazán. La Vera Cruz y el Santo Entierro son las dos cofradías que organizan los actos, junto con la parroquia. Ambas suman alrededor de 1.160 cofrades, de los que procesionan unos 160. La procesión de la Vera Cruz tiene lugar el Miércoles Santo, y el Santo Entierro conduce la procesión del Silencio. Este día, a las 24:00 horas, la plaza Mayor es escenario de la rompida de la hora, a cargo de la Banda de Cornetas y Tambores de la Vera Cruz.
También son dos las cofradías las que dan vida a la Semana Santa en Covaleda. Son la de Nuestro Señor Jesucristo Crucificado y la de la Soledad. Ambas se fundaron a lo largo del siglo XX, y se componen por unos 80 cofrades en total. Además de la procesión del Viernes Santo, la más multitudinaria de las que recorren la localidad pinariega durante estos días, sobrecoge por su honda espiritualidad la procesión del Silencio.
La procesión de Las Hogueras, en Almarza, sirve para completar el listado e ilustrar la importancia de las tradiciones religiosas, también en los pueblos más pequeños de la provincia. Discurre por un recorrido jalonado por hogueras, que se van encendiendo a medida que la procesión se acerca. Unos dicen que el fuego servía para dar calor, otros que para iluminar el camino. Lo cierto es que es una costumbre que se pierde en la memoria de los tiempos.
A lo largo y ancho de la geografía soriana se pueden encontrar varios ejemplos de escenificaciones de la Pasión de Cristo. Por historia e implicación de los vecinos, se considera como la más destacable la que se lleva a cabo durante la noche del Viernes Santo en Alcoba de la Torre. Conocida popularmente como La Carrera, constituye una emotiva representación, ejemplo vivo de teatro religioso, en la que se implican buena parte de los vecinos del pueblo.
Sobrecoge un espectáculo que se desarrolla en espacios naturales del pueblo, y que tiene como escenario principal un castillo de incalculable valor.
Con más de un siglo de antigüedad, la representación se ha convertido en el referente de este pequeño pueblo, que es capaz de congregar a más de 2.000 personas llegadas de toda España.
Una treintena de actores principales y varias decenas más de figurantes, ataviados todos con trajes de la época, dan vida a un guión compuesto de seis actos, y un recorrido a lo largo de todo el pueblo.
Al comenzar la noche, se encienden hogueras y antorchas y, al grito de “¡Guardad silencio al fin!”, comienza el singular viacrucis. El primer dato que se tiene de la Carrera de Alcoba de la Torre es de 1908. En 1936 dejó de celebrarse por la Guerra Civil. Se recuperó entre 1945 y 1955, fecha en la que la tradición volvió a abandonarse por la despoblación. En 1997 la Asociación Cultural El Castillo recuperó esta tradición, después de que se encontrara en el Ayuntamiento el texto original de la popular representación (de autor anónimo y en verso).