Benedicto Diez, nacido en La Omeñaca en 1926, recuerda cómo accedió a una plaza en la antigua Extensión Agraria tras aprobar una dura oposición y fundar una agencia en la localidad donde ejerció su jefatura durante once años.
Con fresca locuacidad y sorprendente lucidez protagoniza Benedicto Diez Diez (La Omeñaca, 6/5/1929) una nueva entrega del documental sobre el 75 aniversario de la coronación canónica de la Virgen de los Milagros, que produce Nacho Grijalbo para la parroquia de Ágreda.
Su testimonio desgrana cómo dejó su pueblo porque la explotación agraria familiar no daba para más, por lo que optó, a los 26 años, dejar la labor agrícola para abrir un nuevo horizonte en su vida. Lector incansable de la prensa, tuvo conocimiento por el periódico de la convocatoria del Ministerio de Agricultura en la que se ofertaban plazas para el título de Capacitación Agraria. No lo dudó. Se presentó al examen de acceso para cursar estos estudios en Valladolid y tras concluirlos, conseguía obtener un puesto de técnico tras una dura oposición. Su valía le llevó a ser destinado a Aranda de Duero, y más tarde, fundar la agencia de Extensión Agraria en la Villa de las Tres Culturas. Allí ostentó la jefatura del servicio durante once años, entre 1965 y 1976. Después fue destinado a Zuera (Zaragoza) donde se jubiló.
Una trayectoria profesional en la que siempre consiguió sus metas. "Si no hubiese sido por la ayuda de la Virgen cómo habría llegado yo hasta donde he llegado", refiere con naturalidad, a la vez que recalca que la superación, el esfuerzo y el acompañamiento de María han satisfecho su existencia.
Confiesa también que recuerda a la Madre de Dios "todos los días", si bien el día de la coronación, en 1947, reafirmó su fe mariana. "Está siempre detrás de mí, orientándome", cuenta, con una fresca y constante sonrisa.
Tras haber vivido con intensidad los aniversarios de 1972 y de 1997 de aquel evento que reunió a decenas de miles de personas, su recomendación para quienes se han apartado de la fe pasa por recuperar la confianza en la Iglesia, en cuyo seno hay personas que "siempre te ayudan y te orientan".
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