CASTILLA Y LEóN
Actualizado 17/05/2022 12:25:03

En CSIF

La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) vuelve a denunciar la falta de personal de la Inspección de Consumo, y ha solicitado una reunión al consejero de Industria, Comercio y Empleo, Mariano Veganzones Díez.

"La defensa de la salud, la seguridad y la protección de los legítimos intereses económicos de los consumidores y usuarios castellanoleoneses necesitan de una atención urgente. Se encuentran en un delicado estado, arrastran serios problemas y una grave carencia de profesionales, para atender las competencias que tienen”, alertan en el sinidcato, donde, por otro lado, indican que la Junta "solo ha puesto pequeños parches, que no han solucionado los problemas a los que se enfrentan los profesionales de consumo, que demandan una revisión integral del servicio que prestan, en exclusiva".

Tras haber sido modificada la Ley de Bases de Régimen Local en 2013, las entidades locales "perdieron toda competencia" en materia de consumo. Además, explican que la Junta de Castilla y León ejerce en exclusiva, salvo las prerrogativas existentes a nivel nacional, la competencia en materia de defensa del consumidor. Esto significa que la capacidad sancionadora solo puede ser ejercida por los servicios autonómicos de consumo. La primera consecuencia de ese cambio de normativa ha sido el incesante goteo de cierres de Oficinas de Información al Consumidor (OMIC), dependientes de los ayuntamientos, relata CSIF.

Las competencias de consumo fueron transferidas a la Comunidad en 1984, y ya en el año 2003 CSIF advertía que las condiciones laborales del colectivo de trabajadores de los servicios de consumo empeoraban. Una circunstancia que se sigue agravando, advierte CSIF: “No debemos olvidar la compleja legislación de esta inspección, por su carácter multidisciplinar, el aumento de sus competencias y la creciente carga de trabajo”.

Sin embargo, la Junta ha convertido a la Inspección de Consumo en un ‘cajón de sastre’, que se llena de tareas que no son de su competencia, con escasez de medios materiales y personales para atenderlas, y con una falta total de reconocimiento profesional, insiste.

La Ley 2/2015, de 4 de marzo, por la que se aprueba el Estatuto del Consumidor de Castilla y León, que procura un adecuado nivel de protección a los consumidores y usuarios, “que somos todos, durante todos los días del año, adolece de errores y deficiencias que no se han subsanado". Por poner dos ejemplos, “la sanción por obstruir o impedir la labor de la Inspección de Consumo es una infracción leve. Muchas veces resulta preferible pagar, y evitar así que la inspección constate otras infracciones”.

Asimismo, el uso de prácticas comerciales "desleales y engañosas", antes, durante y después de una transacción es "una infracción", siempre que el perjuicio económico sea grave para el consumidor o usuario afectado. Si no, queda sin sanción, recalcan en el sindicato. “Esto, para que nos entendamos, es cuando se engaña a las personas mayores en la venta puerta a puerta”, aclara la organización sindical.

“El número de tomas de muestras de productos, para asegurar que se cumple la normativa de calidad y seguridad, y que el consumidor con menor poder adquisitivo esté protegido -producto que no cumple se retira del mercado-, se ha reducido alarmantemente. Si en los años 2012 al 2017 se realizaron una media de mil muestras al año, en 2022 la previsión es de solo 156”, apunta CSIF.

“Sorprendentemente”, asegura, “la de Consumo es la única inspección de la Junta de Castilla y León, en la que el jefe de los inspectores puede no ser un experto en la materia, es decir, saben más los inspectores que quien los dirige”.

Ejemplo de Valladolid

Para valorar la crítica situación que vive la Inspección de Consumo en las provincias de la Comunidad, sirva de ejemplo lo que ocurre en una de las secciones de consumo, la territorial de Valladolid. Esta provincia cuenta ahora mismo con solo seis inspectores, ya que otros se han enviado a trabajar a los servicios centrales de la Dirección General de Comercio y Consumo, porque también sufre falta de personal.

“Seis inspectores, para una población de unos 520.000 habitantes, son claramente insuficientes. La OMIC del Ayuntamiento de Valladolid, que hacía una labor encomiable, cerró. Y el técnico de procedimiento ha estado de baja por enfermedad diez meses, en los que han caducado diversas actuaciones de los inspectores. Esta es la realidad de la inspección de consumo en Valladolid”, indica CSIF.

“Esta sección necesita, por el volumen de trabajo, dos técnicos de procedimiento, como tienen otras provincias. Pero es que antes de esto, durante meses, Valladolid ha estado sin personal administrativo. Ahora cuenta con una persona, cuando harían falta tres trabajadores, como ocurre en otras provincias”, añade.

Por otra parte, hace años los inspectores disponían de coche durante tres días a la semana, para realizar sus actuaciones en los pueblos de la provincia. Ahora, se tiene vehículo un día a la semana, por lo que pueden pasar más de tres semanas hasta que un inspector visita una localidad, para iniciar sus actuaciones. Esto convierte a los habitantes del medio rural en ciudadanos de segunda en la resolución rápida de sus reclamaciones, explica CSIF.

La falta de inspectores y de medios se repite en toda la Comunidad, asegura el sindicato independiente, y si se pone el ejemplo de Valladolid (pero León podría ser otro buen ejemplo), es porque, ahora, es llamativa las deficiencias del servicio en esta provincia, como lo ha sido -otras veces- en otras provincias. “Si no hay técnico de procedimiento caducan las actuaciones, y el consumidor queda desprotegido. Que no hay personal administrativo, los inspectores se ponen a hacerlo, pero lógicamente dejan de hacer inspecciones”, remarca CSIF.

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