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CAPITAL
Actualizado 23/06/2022 07:49:44

La Cuadrilla del El Salvador destaca este año por su moderna decoración y su caricaturesco logo, pero sus jurados Isidora Blázquez y Alberto Molinero no se han olvidado de sus raíces sanjuaneras. Madre e hijo no pueden esperar a que comiencen las fiestas y convertir su Cuadrilla en un punto de encuentro para vecinos y amigos.

Isidora Blázquez y Alberto Molinero llevan toda la vida esperando para tomar el bastón de mando de su Cuadrilla. En 2019 no pudo ser y cuando la suerte les sonrió en el sorteo de 2020 lo que menos esperaban era que les aguardara una espera forzosa de 2 años antes de poder, por fin, ejercer de Jurados. “Cada año decíamos que lo íbamos a hacer al año que viene hasta que al final fue que sí”, comenta Alberto mientras mira a Isidora, su madre y compañera en esta aventura, con la emoción que inunda una mirada cuando un sueño cumplido todavía no parece del todo real. “Cogimos la responsabilidad de alcaldes de barrio aunque todavía no era nuestra y fuimos para adelante”, añade.

Una decoración única

La Cuadrilla de El Salvador se ha proclamado este año como una de las más originales en cuanto a su decoración. Y es que todos los espacios han sido cuidadosamente diseñados por Alberto, que ha querido dejar su huella personal en el local que tanta gente va a acoger durante las próximas semanas. Artistas como Sito Recuero o María José Albo han contribuido en la materialización de la idea de estos Jurados que no ha querido olvidarse de los motivos sanjuaneros más clásicos, como el protagonismo de los toros o los trajes de piñorra que tando han disfrutado vistiendo.

Pero el rincón más especial para ellos es, sin duda, aquel en el que pueden sentir más cerca a la mujer que les inculcó su amor por las fiestas de San Juan. “Mi madre regentó toda la vida el bar ‘Tu y yo’ y de ella hemos adquirido ese sanjuanerismo, como yo lo llamo. Ella lo vivía con muchísimas ganas y nos hacía ilusión tenerla aquí con nosotros”, comenta Isidora junto a la recreación de la fachada del bar de su progenitora. Este rincón que se siente como un pedacito de sus raíces les recuerda qué es para ellos lo más importante de las fiestas de San Juan. “Siempre era muy especial cuando traían al Santo al bar de mi abuela y ella preparaba pintxos y cervezas para toda la Cuadrilla”, rememora ilusionado Alberto, pensando en el apoyo de todos los que antes celebraban San Juan junto a su abuela y ahora les ayudan a sacar adelante las fiestas. “Lo más especial de ser jurado hasta el momento es todo el cariño que te da la gente y el apoyo desinteresado”, comenta.

Sentir el cariño de la gente

Isidora no se olvida del importante papel que juega su relación con Alberto en la experiencia que van a vivir este año. “Es una maravilla porque nos compenetramos muy bien como madre e hijo: nos entendemos muy bien, a los dos nos gustan mucho las fiestas y lo estamos llevando genial”, asegura. Ahora que las fiestas son inminentes ya puede pararse a pensar en los esperados días de fiesta. “Es innegable que el día de la Saca es el más espectacular pero a mí me hace mucha ilusión el Lunes de Bailas, hacer el paseíllo por el barrio porque lo hemos vivido siempre y me parece muy bonito”, agrega ilusionada.

Madre e hijo esperan poder llenar este año la Cuadrilla igual que su abuela llenaba el bar, hito que ya lograron en el Catapán, aunque la decoración y las ganas de fiesta ya parecen haber jugado a su favor. “Estos años se ha ido sumando gente a la Cuadrilla y ya somos más de 150, es una barbaridad”, apunta Alberto. Estas fiestas los jurados de El Salvador se marcan un claro objetivo: “que todo el mundo que venga a trabajar, colaborar, o a tomar algo se sienta a gusto en un ambiente acogedor”, afirman madre e hijo con la satisfacción de saber, en el fondo, que ya lo han conseguido.

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