El murciano, que este verano ha vuelto a ser convocado por la Selección Española de voleibol masculino, abordará su cuarta temporada aquí.
Río Duero Soria ha logrado la renovación de una de las piezas clave de su engranaje, el receptor murciano Pepe Villalba, quien jugará en las filas celestes por cuarta temporada consecutiva. Desde su llegada a Los Pajaritos, el crecimiento constante del jugador tanto a nivel personal como profesional, le ha llevado a convertirse en un hombre muy importante, capaz de asumir responsabilidades importantes en el campo tanto en recepción como en ataque en momentos determinantes. Por eso, los números, son rotundos sobre su alto nivel de juego.
En la temporada 2021-2022, las estadísticas generales de la competición de la Real Federación Española de Voleibol otorgan a Villalba un puesto entre los 10 mejores jugadores de su posición. El técnico de Río Duero Soria, Alberto Toribio, también lo ha considerado importante durante todo el campeonato, ya que ha confiado en él durante 23 ocasiones, es decir, en todos los encuentros disputados en Superliga a los que habría que añadir la Copa del Rey. En la competición de la regularidad, abordó 87 parciales, sumando nada menos que 280 puntos.
De los 280 puntos cosechados durante la Superliga, Villalba logró 28 puntos de bloqueo y 17 puntos directos de saque, siendo el resto de anotaciones labores de ataque, una de las facetas de juego en las que ha destacado, logrando prácticamente un punto en cada dos ataques. Al igual que en recepción, sus números han sido muy importantes para permitir armar el juego celeste.
De hecho, durante toda la campaña, el receptor celeste ha sido elegido hasta en cuatro ocasiones como uno de los mejores receptores de la jornada por parte de la Real Federación Española de Voleibol.
Por todo ello, el jugador internacional de Cieza, de tan solo 22 años de edad, es uno de los jugadores más interesantes de la competición, cuya contratación ha despertado el interés de varios conjuntos, por lo que su continuidad en el club le sitúa como una de las piezas angulares del proyecto de Alberto Toribio.