Finalizado el Encierro de los adultos, los más pequeños tuvieron su momento de brillar. La Trashumancia Infantil, para los más valientes, les hizo experimentar la adrenalina de correr delante de estos poderosos animales, aunque en su caso, las becerras no supusieron ningún problema. Después, dentro de la Plaza de Toros, los tradicionales carretones persiguieron a los niños en un divertido rato que ya se ha convertido en tradición.