Conciertos, mercadillos artesanos, talleres de yoga o masajes son solo algunos de los actos que se van a llevar a cabo en los próximos días.
El ‘Trashumantesfestival’ ha inundado de vida los alrededores de Castilfrío. Gracias a la idea que tuvo hace un año y medio tuvo la Asociación ‘Bordel Cirqus Family’, desde ayer hasta el domingo, esta localidad soriana pasará de 35 a 800 personas. En ese sentido, uno de sus organizadores, Juan Bea, se muestra, muy orgulloso de lo logrado por todo el equipo: “Ha venido gente de toda España, no esperábamos tanta repercusión. Lo empezamos planteando como un evento pequeño, pero hemos alcanzado cotas muy altas”.
En esa dirección, Bea indica que este festival nació con la idea de unir la cultura underground con la trashumancia. Respecto a este objetivo, el organizador expresa que “nosotros queríamos que la gente de fuera conociera los tesoros de Tierras Altas y que los vecinos de Castilfrío descubrieran una forma de vida diferente”.
Para conseguirlo, se han organizado una serie de actividades muy variadas que van desde mercadillos artesanales y talleres hasta conciertos de música electrónica. Estos se celebran encima de tres escenarios: el principal ‘main’, de tecno underground, uno más pequeño llamado ‘dubstation’ para los estilos dub y reggae, y uno más apartado de la muchedumbre, destinado para que la gente escuche música más tranquila a modo chill out.
Todos estos actos comenzaron ayer a las 17:00h con una charla sobre trashumancia, con la presentación del libro ‘Un caserón en Castilfrío’ y con varios conciertos que se alargaron hasta las 03:00h. Durante el resto de noches, la música no parará hasta las 08:00h, mientras que el sábado comenzará a sonar las 21:00h de manera interrumpida hasta las 15:00h del domingo, momento en el que se dará por concluido el festival.
A pesar de que la música se apaga en algunos momentos, las personas pueden seguir realizando actividades matinales como yoga o masajes: “Hay actos para todos los públicos y para familias completas. Por otra parte, la gente que prefiera dormir tiene la posibilidad de aparcar su camión en un aparcamiento grande o de descansar en tres zonas destinadas a tiendas de campaña o furgonetas”.
Después de la primera jornada, Bea destaca las buenas energías que se perciben en la preciosa parcela situada a un kilómetro y medio del pueblo. “Se nota felicidad en los que viene de fuera y en los vecinos. Además, todos los que formamos la organización respiramos un buen ambiente porque hemos organizado todo sin ánimo de lucro”, destaca.
Sobre esa afirmación, el organizador muestra su satisfacción por haber cubierto los gastos de todo el festival con las entradas vendidas y por la ayuda de todos los vecinos del pueblo. A pesar de estar un poco asustados al principio por la cantidad de gente que iba a acudir a su localidad, estos han colaborado llevando tractores con cubas de agua, labrando el perímetro o adecuando el terreno.
Con todo ello, este barcelonés, con casa en Castilfrío desde hace 23 años, no descarta repetir la experiencia el próximo año: “Al principio teníamos dudas porque estábamos muy desgastados, pero en el momento que comenzamos a montar todo nos motivamos un montón. Pensamos que valdría la pena repetir, aunque queremos hablar con la gente del pueblo para conocer su opinión”.