Las fuerzas anti-incendios sorianas no descansan en un momento en el que las condiciones climáticas siguen siendo extremas y complicando las labores de extinción. Estos días, la BRIF de Lubia ha acudido a Ávila a poner su granito de arena para tratar de contener la trágica situación.
La ola de calor sigue sacudiendo duramente la Península Ibérica. Son numerosos los incendios que se han registrado estos días en España y Portugal y tierras castellanoleonesas como Zamora o Ávila también están siendo arrasadas por el fuego. Esta última es, durante estos días, el hogar de los operarios de la BRIF de Lubia, que se han desplazado hasta allí para ayudar en las labores de extinción.
En esta época de cosecha, en la que la flora de la comunidad vive un verano especialmente seco, la vegetación llamada "combustible" en esta jerga profesional, no hace otra cosa que ser el alimento perfecto para estos hambrientos fuegos. Además, las fuertes rachas de viento y las elevadas temperaturas hacen que se estén viviendo “días y condiciones muy malas para los incendios forestales”. Así lo apuntaba Alberto, uno de los trabajadores de la BRIF de Lubia destinados en territorio abulense, en declaraciones para Cope Soria.
Alberto es consciente de que “la concurrencia y la peligrosidad están a la orden del día” y reconocía que “no es nada fácil a nivel físico ni a nivel mental”. Esta situación de estrés se ha visto agravada por la tragedia que sacudía la comunidad tras el fallecimiento de Daniel Gullón, uno de los brigadistas que combatían el incendio de Zamora. “Lo del compañero es una desgracia que nunca debe pasar. De eso tenemos que aprender para cambiar lo que haya que cambiar en cuanto a seguridad”, apuntaba.
Aun así, estos profesionales no se dan por vencidos. “Hay veces que te vas a casa con el gusanillo de que las condiciones no te han dejado hacer el trabajo que pretendías y otras veces te vas con la satisfacción de que te encomiendan estar vigilando un pueblo por si impacta el fuego y por suerte no pasó nada”, recordaba, sobre la exitosa defensa de una parcela junto a otros dispositivos entre los que se encontraban los de la Junta de Castilla y León y Protección Civil.
El trabajo que realizan estos brigadistas requiere un alto grado de formación y entrenamiento. “Eso es lo que pretendemos día a día durante todo el año: formarnos, entrenar y que luego las cosas salgan con seguridad, lo primero, y que tengan un fin correcto”. A pesar de su basta instrucción, estos días trabajan en unas condiciones extremas que complican el estado del fuego y hacen que a veces no pueda ser controlado siguiendo el plan inicial. “Hay que retirarse, volver a replantearse la estrategia y volver a atacar cuando se pueda”, declaraba.
Este brigadista recordaba que la lucha contra los incendios no empieza cuando se desata la primera llama. “Los fuegos se apagan en verano y se evitan en invierno con una gestión forestal adecuada y generalizada en cada territorio”, aseguraba para Cope Soria. “Lo que está claro es que no está dimensionado el personal en invierno con el personal de verano”. Y aunque en el caso de las BRIF siempre cuentan con los mismos trabajadores, reconoce que en otros dispositivos y comunidades estos servicios de prevención no existen durante los meses de invierno. Este verano de 2022 puede apuntarse, por tanto, en la lista de años en los que la palabra “prevención”gana protagonismo cuando ya es demasiado tarde.
Con unas zonas rurales en las que los humanos cada vez dejan más espacio a la vegetación, la despoblación se ha convertido en otro factor de riesgo de incendios forestales. “Antes se aprovechaban muchas materias de nuestros bosques y montes porque vivía mucha gente en los pueblos”, comentaba Alberto. "Ahora que hay menos gente, la naturaleza recupera lo que es suyo”.
El incendio en Ávila todavía no ha podido ser controlado y la alarma por riesgo de incendios forestales por causas meteorológicas ha sido decretada del 20 al 24 de julio en toda la Comunidad. Los brigadistas sorianos seguirán luchando por combatir el fuego lejos de casa, donde dicen sentirse muy bien cuidados, mientras Soria escapa, al menos por ahora, del hambre de las llamas.