Enrique Rubio podría haber encontrado la aliada perfecta en su objetivo de visibilizar la raza negra serrana soriana. Su historia atrapa, y ahora hay quien quiere venderla como experiencia turística.
La serrana negra soriana es una raza “completamente sorprendente”. Los ganaderos que han apostado por ella coinciden en los calificativos: por “su carácter y el potencial de su carne”. Después de pasar de estar considerada extinta a contar con más de 500 cabezas repartidas por toda la geografía soriana, ahora el objetivo es ganar en visibilidad. “Convencer a los ciudadanos de sus bondades para que, realmente, merezca la pena mantener estos animales”, expresa Enrique Rubio, ganadero soriano.
Rubio considera primordial que la carne de la serrana negra soriana adquiera repercusión económica en el mercado. “Que sea rentable criar una raza que ha sido insignia de la provincia porque la gente aprecie la carne”, expresa. En el camino hacia este objetivo, ha encontrado una aliada inesperada que podría revolucionar la forma de concebir las pequeñas explotaciones de la provincia.
María Pérez de Arenaza pretende acercar la labor de Enrique Rubio a los turistas, en forma de “experiencias únicas”. Es la fundadora de Singular Spain, una agencia de viajes inusual. En primer lugar, porque la meta no es conseguir un modelo de negocio masivo, sino lograr que cada escapada “cambie un poco la vida de nuestros clientes”, explica Pérez de Arenaza.
Diseñan rutas de viaje “con contacto humano” por la España rural. Itinerarios por los pueblos de España, que inviten a descubrir lo menos explorado del patrimonio cultural y natural de nuestro país”.
Argumenta que su misión consiste en favorecer los encuentros con artesanos, productores e impulsores que “con su empeño, buen saber hacer y la sostenibilidad como motor de acción, trabajan para crear productos únicos y excepcionales, perpetuando así el valor singular de su patrimonio, y reactivando una nueva vida en el campo”.
Un viaje de inmersión que también ofrecería al visitante la posibilidad de conocer el entorno, a través de la visión de personas que viven allí. “Algo tan humano, tan enriquecedor y fuera de lo común, que supone una especie de shock para los que viven en la ciudad”, añade.
Pérez de Arenaza comenzó a mapear la península Ibérica hace poco más de un año, en busca de emprendedores “que tuviesen una historia interesante detrás”. Conoció a Enrique Rubio a través de un reportaje de un medio digital. Su forma de vida la atrapó: “Me gustó por sus valores y porque hace las cosas con un propósito, por puro amor a la tierra”, asegura.
Tras visitar las dos dehesas de la zona de Berlanga de Duero, en las que Rubio cuida a sus bueyes de serrana negra soriana, quedó convencida de que estos animales enamorarían al mundo del mismo modo que le sucedió a ella.
Ahora, es el soriano el que debe recoger el testigo. Hacer hueco en su apretada agenda para atender a los viajeros puede suponer todo un rompecabezas, pero no está dispuesto a dejar pasar la oportunidad. “Si tengo que hacerlo porque la raza se difunda sacare fuerzas de donde sea”, afirma. Se muestra totalmente convencido de que estas experiencias supondrán una forma de dar a conocer el trabajo en el mundo rural y el respeto por los animales, “la mejor forma de hacer ecología”.
Quizá lo más complicado de este nuevo concepto turístico sea encontrar un precio justo para los emprendedores, a la vez que interesante para los viajeros.
Pérez de Arenaza todavía no ha encontrado la fórmula porque “es difícil cuantificar, como por ejemplo en este caso, el valor que tiene conocer unos bueyes en peligro de extinción, nada parecido a otra ganadería existente”.
Enrique Rubio no busca la rentabilidad económica en esto: “Lo considero algo pedagógico que nos acerque a la ciudad”.