Actualmente en Duruelo de la Sierra unos dos centenares de empleos dependen de forma directa de esta industria. A pesar de que la temporada micológica no está siendo especialmente buena, la localidad sigue notando el importante impulso del micoturismo.
La crisis de 2008 dejó devastadoras consecuencias en la industria de Duruelo de la Sierra. Su alcalde, Alberto Abad, calcula que se destruyeron alrededor de 400 empleos ligados, en su gran mayoría, al sector de la madera. Lo más triste de todo, reconoce, que "hubo gente joven preparada que se tuvo que ir a otro sitio". Poco a poco, esta localidad pinariega se ha ido recuperando y actualmente, son 200 los empleos directos que mantiene la madera en la localidad a través de 22 empresas relacionadas con el sector.
La subida de los precios del petróleo esta favoreciendo actualmente el auge de la madera y por ahora, la situación está mejorando con respecto a antes de la crisis. "El sector de la madera está viviendo unos momentos felices", asegura el primer edil. Mueble, aserrerìa, palés o persianas, en palabras de Abad la madera "es una materia prima buena para todos los productos".
Preocupa, sin embargo, que esta situación acabe invirtiéndose y que la complicada y convulsa situación económica termine afectando de nuevo a este sector que fue tan castigado hace 14 años. La transformación de la madera podría aumentar sus costes igual que lo ha hecho e petróleo pero, por ahora, "estamos en un momento brillante.
El próximo objetivo de la localidad es atraer a gente joven y compensar lo que perdieron en 2008 y a ello no solo está contribuyendo el sector maderero. "La micología también ayuda a que la gente se vaya quedando y a fomentar el turismo. Tenemos todo por hacer todavía en Duruelo, estamos muy peces en el turismo y eso puede ayudar a que la gente vuelva otra vez al pueblo", apunta el alcalde.
Todo, enmedio de una temporada micológica complicada por la escasez de lluvias y la consecuente escasez, también, de setas. Sin embargo, esto no parece estar reflejándose en el turismo que recibe la localidad pinariega. "Todo el que viene a disfrutar del monte disfruta, aunque se vayan con las cestas vacías", asegura Abad. Industria y turismo de un pueblo ligado a sus bosques y que está, poco a poco, renaciendo de sus cenizas.