Artículo de opinión de Eder García, concejal socialista en el Ayuntamiento de Soria.
EL pasado día 22 tuvimos en Soria la visita de Pedro Sánchez, quien compartió un acto público con otros representantes socialistas en el Espacio Alameda tras un paseo por el centro de la ciudad. Cuando se enteraron de esta convocatoria, los responsables de Soria Ya anunciaron que pedirían una reunión con el presidente que naturalmente fue desatendida, a lo que respondieron convocado una protesta simultanea y al lado de donde se celebraba el acto.
Con independencia del estrepitoso fracaso de su convocatoria, a la que únicamente acudieron sus procuradores junto con otras pocas personas, es un gesto lamentable y, desde mi punto de vista, incompatible con el sano funcionamiento de una democracia. Intentar impedir o boicotear un acto político megáfono en mano es exactamente lo contrario de lo que significa la participación política en democracia.
El respeto a las normas más básicas del juego es fundamental, ya formes parte de un partido arraigado o de uno de nueva creación. Creo que es evidente que hasta las propias personas que han apoyado a Soria Ya en elecciones o en otras manifestaciones lo tenían claro cuando dejaron allí solos a los promotores. Y este tema tiene calado porque, al final, ¿quiénes toman las decisiones en este partido? ¿en base a qué criterios? La total falta de transparencia y de democracia en el propio funcionamiento de Soria Ya es preocupante, no solo por la escasa participación de aquellos que les apoyan, sino porque hace impredecible cuál será su postura frente a las coyunturas venideras.
Los Presupuestos Generales se votan una vez al año, pero en cada legislatura hay cientos de votaciones tan o más trascendentales para la vida y los derechos de las personas. Es normal que tengan apoyo electoral, ya que utilizan una marca infalible construida durante años por muy variados agentes y que han hecho propia un grupo de personas que no se someten más que a sus propios criterios y los de la patronal. Es natural preguntarse para qué utilizarán en el futuro la confianza de los ciudadanos. Con gestos como el del pasado 22 de octubre van contribuyendo, afortunadamente, a dejar claro que detrás de la marca hay poquito más.