El retraso en la llegada del invierno ha disminuido notablemente la venta de prendas exteriores. A punto de comenzar la temporada alta, los pequeños comerciantes temen que el Black Friday reduzca aún más un margen de beneficios ya mermado por la inflación.
El calor este año ha llegado para quedarse y los que más están echando de menos el invierno son los comerciantes sorianos. "Como sigue haciendo bueno, no se está vendiendo la ropa de exterior", lamenta Adolfo Sainz, presidente de FECSoria, la asociación de comercio provincial. Sainz cree que las ventas de estas prendas de invierno, que son las que actualmente adornan los escaparates, comenzarán en cuanto llegue el frío, aunque esto llega en un año muy complicado de por sí.
Los dueños de comercios sorianos, en palabras del presidente de FECSoria, no han repercutido la subida de precios en energía y materias primas sobre la cantidad que abona el consumidor. "Tendríamos que vender más caro pero no podemos porque si no, no venderíamos porque la gente está 'achuchada' con la subida de precios", asegura. Esto ha disminuido enormemente los márgenes de beneficios de estos pequeños empresarios que tienen que sumar la situación de despoblación a las sucesivas crisis económicas que se han venido encadenando a nivel global.
Poco a poco se acerca la campaña de Navidad, aunque antes todavía queda otra cita obligada que superar. El 'Black Friday' es una de las tradiciones de consumo más recientemente -y rápidamente- importadas de Estados Unidos. Sin embargo, en algunos casos puede suponer un palo más para el comercio local sobre unos beneficios ya mermados por la inflación. "No nos gusta en general porque, sobre todo, se aprovechan las grandes superficies y nosotros jugamos con márgenes pequeños de por si", reconoce Sainz.
Sin embargo, los comerciantes sorianos volverán a sumarse con la vista puesta en las compras navideñas. "Confío en que Papá Noel y los Reyes Magos se acuerden del pequeño comercio de proximidad y que al menos haya un paréntesis en la crisis que genere riqueza para el comercio que lo está pasando mal", confía. En la provincia de Soria son cerca de 5.000 personas las que se dedican a este sector.
"Para que un comercio cierre tiene que haber una catástrofe, es la última opción porque ahí tienes tu vida entera", asegura el presidente de FECSoria. Sin embargo, desde 2008 este sector en Soria va encadenando problemas. Todo ha coincidido con la digitalización de los hábitos de consumo a nivel global, un cambio de formato y de mentalidad que ha supuesto un choque importante para las tiendas locales.
"Hay que estar al día, intentamos entrar en redes o en internet pero antes luchabas contra el establecimiento de al lado, luego con las grandes superficies y ahora el enemigo es mucho mayor, no le ponemos ni rostro", lamenta Sainz. Asegura que la lucha contra este modelo de negocio es muy complicada y aunque el giro hacia internet es inevitable, creen que la mejor forma de combatirlo es seguir defendiendo el trato personal y de proximidad que "estuvo ahí" en "esos meses de terror en los que solo salíamos a lo esencial". "El comercio físico paga los impuestos en su pueblo, crea puestos de trabajo en su pueblo y genera riqueza en la economía global", señala.
En Castilla y León hay alrededor de 140.000 comerciantes, lo que lo convierte en uno de los sectores principales a nivel regional. Pero desde el año 2010, 5 de cada 20 comercios de la comunidad han tenido que cerrar. Asegura que estos pequeños empresarios seguirán peleando y esforzándose todos los días para seguir abriendo y concienciendo a los sorianos. "Espero que no desaparezcan nunca, porque cuando cierra una tienda en una calle, la calle no es lo mismo y cuando cierra un comercio en un pueblo, de algún modo cierra el pueblo", recalca.