Caminar en otoño por el paseo de La Rambla, que discurre paralelo al Duero invita al silencio, al abrigo estos días y a contemplar un entorno natural que ahora se difraza de múltiples colores y tonalidades. El río duerme, callado, con una naturaleza que ahora se relaja y ve desnudar árboles, callada, acariciada por la fina lluvia. Sosiego y paz en este paseo sanestebeño que merece la pena ser recorrido.