Artículo de opinión de Alejandro Ramos, profesor universitario y secretario de NNGG Soria.
“Irene Montero dimisión. Basta de leyes misóginas y chapuzas.” Este es solo un ejemplo de los gritos y mensajes que se han podido escuchar durante los últimos días en contra de la titular del Ministerio de Igualdad. Ello se debe a una reacción lógica de miles de mujeres que empiezan a estar hartas del feminismo retrógrado que pretende imponer la ministra.
La aprobación de la Ley de Garantía Integral de Libertad Sexual, más conocida como Ley del Solo Sí es Sí, ya cuenta en su haber con varias rebajas en la pena de condenados por abuso sexual, así como una porción de excarcelaciones de violadores. Y en vez de hacer autocrítica y reconocer su incapacidad para gobernar, se ha optado por lanzar un ataque directo contra jueces y tribunales de justicia.
Si de verdad la voluntad del ministerio no era la de despenalizar algunos abusos, no se entiende que, a ninguno de sus 70 asesores, no se le ocurriese la posibilidad de incorporar una disposición transitoria para acotar los casos susceptibles de revisión de la pena, como así sucede con otras normas. Más aún cuando fueron varias las asociaciones de magistrados y hasta el propio CGPJ quienes advirtieron previamente de una posible revisión a la baja de las condenas en caso de aprobarse esta ley.
Está claro que el error legislativo es muy grave y alguien tendría que asumir sus responsabilidades. Irene Montero es la responsable directa de sacar adelante una ley arbitraria e ideológica, y a la vez de atacar directamente al poder judicial, calificándole de machista y de prevaricar en sus actuaciones. Pero por encima de todo ello, debemos tener presente que el presidente del Gobierno es quien tiene las facultades para poder censurar, hacer dimitir o cesar a cualquier miembro del Consejo de Ministros.