NOTICIAS DE MONTEAGUDO DE LAS VICARíAS
Actualizado 13/12/2022 17:12:38

Nacido en Miñana en 1922, vive en la residencia de Monteagudo. Protagonista de una vida de generosidad, recibe el cariño de familia y de quienes habitan en el centro en un homenaje institucional dispensado por la Diputación.

En el mediodía de este martes, el diputado Matías Ágreda y una representación del Ayuntamiento de Monteagudo de las Vicarías, han asistido esta mañana en la residencia de Nuestra Señora de Bienvenida, en dicha localidad, para tomar parte en el homenaje de Dionisio Gómez Luengo, usuario de este centro, en el día en el que cumplía el siglo de vida. Un acto en el que el representante de la Diputación ha hecho entrega al centenario, como es acostumbrado en estas conmemoraciones, de una placa que da constancia del cumpleaños y de una copia de su partida su nacimiento.

Dionisio, el 'Tío Dionisio' ha celebrado su cumpleaños arropado por sus sobrinos, vecinos y compañeros del centro residencial. Nació en Miñana, pedanía de Deza el 13 de diciembre de 1922, fruto del matrimonio entre Eusebia y Zoilo, siendo el último de los cuatro hermanos fruto del matrimonio. De familia muy humilde, su hermano mayor 'Juanillo' tuvo que abandonar su familia y pueblo a temprana edad concluida la Guerra Civil, en busca de oportunidades, encontrando en Monteagudo su modo de ganarse la vida en la fábrica de harinas de 'tío Jorge' empleo que alternaría después, con el de electricista en la compañía eléctrica de la época.

Dionisio y sus hermanos siguieron los pasos de su hermano mayor y todos se establecieron, en plena postguerra, en Monteagudo, de manera que Dionisio comenzó a trabajar en la harinera durante 15 años. Un empleo duro manejando sacas de cien kilos que eran cargadas a la espalda, lejos del modo de trabajo y de los riesgos laborales que implicaban estas tareas. Ello era habitual, habida cuenta de las grandes necesidades que había para subsistir después del coflicto civil.

En Monteagudo conoció a Felisa Díez, con quien contrajo nupcios. Un matrimonio que no tuvo descendencia, pero todos los sobrinos que tuvieron se comportaron como hijos propios. Allí se convirtió en el 'tío Dionisio', parentesco que no solo se extendía a familiares, sino también a todos los vecinos.

Tras dejar su trabajo en la factoría de harinas, fue empleado en la fragua de Herederos de Anastasio Miguel Marco, en donde demostró su habilidad en las labores de forja, taller e inicios de la mecanización agrícola en las zonas rurales. Aquí trabajo durante seis años.

Silos de almacenamiento de cereal

En plena autarquía se levantaron en España cientos de silos y graneros para almacenar el trigo y otros cereales. Uno de ellos fue el silo de Monteagudo, que dependía del Servicio Nacional de Productos agrarios (SENPA), que sucedió al Servicio Nacional de Cereales (SNC) creado en 1968 y sucesor a su vez del Servicio Nacional del Trigo. Había, por aquellos años, grandes problemas de abastecimiento y estas instalaciones eran necesarias para regular el mercado de un producto alimentario tan esencial como el pan. De esta forma se contaba con la materia prima, el trigo, y se evitaba, en lo posible, problemas de escasez.

El silo era una construcción de grandes dimensiones para la época en la que se vivía, un conglomerado de hormigón armado con celdas de enorme capacidad y altura, con una maquinaria de carga y descarga totalmente automática. El 'tío Dioniso' comenzó a trabajar en los años sesenta en esta infraestructura pública, uno esos monstruos gigantes de color marrón amarillento luminoso que eran visibles desde todos los puntos geográficos.

Aquí mejoraron sus condiciones de vida, al tratarse de instalaciones muy automatizadas. En este trabajo se jubiló a la edad de los 65 años, en 1987.

Además de esta dilatada vida profesional, Dionisio ejercía como agente de seguros, tramitaba licencias de caza, y hacía las veces de practicante en ausencia del médico del pueblo, de una forma totalmente altruista.

La casa de Felisa y de Dionisio siempre esta abierta a todo el mundo. Un lugar de encuentro de las mujeres que se reunían a coser, a rezar, a ponerse una vacuna, a contratar una póliza de seguros, a comer, a merendar o a cenar. Nunca era demasiado el ofrecimiento de ambos a sus invitados siendo el protagonista exagerado a la hora de dispensar de todo lo que hubiera en su hogar, aunque siempre le parecía poco.

Felisa fue su apoyo total e incondicional, pues para ella Dionisio era su niño, su compañero, su esposo. Un matrimonio cuya unidad era era todo para ambos y que se prolongó durante 55 años en una relación admirable y ejemplar, según hablan sus cercanos

Ella falleció en 2007 y a partir de entonces, el ahora centenario fue a vivir a la residencia de mayores de Monteagudo. Allí ha demostrado una perfecta adaptación, generando y contribuyendo a un buen clima de convivencia, teniendo que soportar una situación, como muchos, provocada por la enfermedad Covid-19.

Ahora con cien años a su espalda, el 'tío Dionisio' sigue demostrando su fuerza, su valentía y sus ganas de seguir viviendo.

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