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DEPORTES
Actualizado 01/01/2023 21:12:02
Pedro Lafuente

Muchas veces dicen que la juventud es sinónimo de dejadez. Están muy equivocados. En este caso, este patinador soriano ha demostrado con creces su capacidad de sacrificio para ir haciéndose poco a poco un nombre dentro de este mundo. Picando piedra desde muy pequeño y marchándose de su casa en busca de sueño, Díez dio los primeros pasos para lograr lo que es a día de hoy: uno de los deportistas sobre patines más relevantes.

A sus 19 años, el soriano Héctor Díez se ha convertido en uno de los deportistas nacionales e internacionales con más proyección dentro del patinaje artístico. A pesar de su juventud, en su primer curso como senior ha sorprendido a propios y a extraños con la consecución de la Copa del Mundo y del Europeo, además de con su tercera posición en el Mundial de Argentina.

“He conseguido más de lo que me esperaba y me siento muy orgulloso. Sabía que tenía un nivel técnico alto, pero desconocía con lo que me iba a encontrar. Quiero seguir en la misma línea, tratando de superarme día a día”, explica este intrépido patinador.

Presión

Con esa ambición y esa madurez, Díez manifiesta la importancia de gestionar la presión a estos niveles para llegar a lo más alto. A tal efecto, este hace hincapié en que al “ser mi primer año con los mayores me he autoexigido menos”. No obstante, con el paso del tiempo y con el currículum que empezaba a tener, este joven afincado en Cantabria comenzó a subirse un poco el listón, “aunque sin volverme loco y estando más tranquilo que en mis últimas campañas como junior”.

Respecto a esa etapa previa, en la que también se coronó como uno de los mejores patinadores mundiales, no se esconde y expresa que son muchas las diferencias en comparación con la categoría reina: “El máximo cambio lo observo en la madurez. Se notan los años de patinaje y la experiencia a la hora de afrontar según que citas. Además, la calidad técnica también es superior. Todo esto me ha servido para aprender y para evolucionar en mi forma de ejecutar las actuaciones”.

Coreografías

Independientemente de ese hándicap, este deportista soriano no se amilanó y decidió mirar directamente a los ojos a sus principales rivales, apoyándose en dos coreografías que le llevarían al Olimpo. Innovando con las músicas exóticas de ‘El Príncipe de Egipto’ y siguiendo los pasos de su coreógrafo con ‘Robin Hood’, Héctor Díez demostró una enorme personalidad para enfrentarse y superar, en la mayoría de las ocasiones, a alguno de los patinadores con más títulos de la historia de esta disciplina tan exigente.

Crecer

Después del éxito cosechado con ambas, este ya se encuentra trabajando en los programas de una próxima temporada, en la que su reto no será otro que “mejorar ciertos aspectos técnicos, de interpretación y de madurez”. En ese sentido, poniendo de relieve su sinceridad y su afán de superación, Díez espera incrementar la calidad de sus saltos -elemento más difícil dentro de este deporte-, centrándose sobre todo en los nuevos elementos que introducirá en sus actuaciones.

“Cuando hablo de superarme solo me centró en lo que depende de mí. No puedo nombrar los títulos porque no sé cómo van a prepararse o mejorar el resto de contrincantes. No obstante, te mentiría si te niego que no sueño con lograr la triple corona”, apunta Díez.

Para alcanzar todos estos sueños, Héctor ha tenido que sacrificarse desde bien pequeño. A sus 11 años, él y su familia decidieron dar un paso muy importante, dejando su vida en Soria para marcharse hasta tierras cántabras en busca de un sueño -él se niega a perder el contacto con sus raíces, viajando varias veces al año a su casa para ver a familiares, amigos y desconectar de la rutina habitual de la competición-.

Como es habitual, los comienzos nunca fueron fáciles, aunque con la personalidad de este joven todo ha sido más llevadero: “Cuando empecé casi todas mis compañeras eran chicas. Sin embargo, a mí eso me daba igual, nunca me hubiera planteado dejarlo por el simple motivo de que algunas personas piensen que es un deporte femenino. Con todo, esta práctica está evolucionando y cada vez hay más igualdad”. Huyendo de cualquier tipo de estereotipos desfasados y demostrando su apuesta por el patinaje, Díez centró sus esfuerzos en entrenar dos-tres horas todos los días, añadiendo a su preparación aspectos físicos, coreográficos y elásticos, para llegar a lo que es hoy, un patinador que admira “todo lo que conforma este mundo, ya que si solo me gustara en un aspecto, no llegaría a sacar lo máximo de mí mismo”.

A pesar del tiempo que le dedica, Héctor todavía tiene la capacidad de cursar Biomedicina en la universidad con una matrícula parcial, aprovechando las mañanas para acudir a las clases y cualquier rato libre para avanzar en sus estudios: “Depende de la temporada, priorizo una cosa u otra, pero en general me organizo bastante bien y me da tiempo a todo”.

Con este esfuerzo y sacrificio, Díez ha alcanzado sus sueños antes de lo que pensaba, honrando un deporte que para él significa mucho desde que se puso por primera vez unos patines. “Es un estilo de vida y una forma de vivir sensaciones diferentes. Lo definiría como una especie de válvula de escape que también me sirve para eliminar preocupaciones. Mentalmente es algo que me ha ayudado mucho”, dice.

Con esta parte del camino ya recorrida, el flamante patinador soriano quiere seguir avanzando para consolidarse como uno de los mejores de la historia, peleando por conseguir en una misma campaña la Copa del Mundo, el Europeo y el Mundial. La tarea es complicada, pocos lo han conseguido (él se quedó muy cerca este curso, no alzándose únicamente con el Mundial), pero con su mentalidad ganadora y su disciplina, el escribir su nombre con letras de oro dentro del universo del patinaje artístico está más cerca que nunca.

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