El pasado día 12 de enero, Elisa Sacristán Utrilla celebró su centenario rodeada de familiares y amigos en Sori. También el Ayuntamiento quiso rendirle su homenaje entregando un ramo de flores y una placa conmemorativa a través del concejal Eder García.
Elisa Sacristán Utrilla nació en Chércoles (Soria) el 12 de enero de 1923, siendo hija de Bruno y Flor. Era una familia de ferroviarios, y el trabajo de su padre les obligaba a cambiar de residencia muy a menudo, por lo que vivió en varios pueblos: Chércoles, Berlanga de Duero, Bayubas de Abajo, Pozuel de Ariza y, de nuevo, Chércoles con 9 años. En esta localidad fue a la escuela por primera vez, aunque su padre ya le había enseñado a leer, escribir, cuentas y otras muchas cosas. Posteriormente, fueron a Monreal de Ariza. Vivían en 'casillas' de la Renfe, de la línea Valladolid-Ariza. Fue la segunda de nueve hermanos, (uno falleció con 4 años). Por ello tuvo que ayudar mucho a su madre con los niños y las tareas de casa. Con 13 años conoció la Guerra, la que recuerda con mucha tristeza.
Su pasión fue siempre la costura, y su madre decidió enviarla a hacer un curso en un taller de costura en Monreal para sacar el título de profesora de Corte y Confección. De vuelta a Berlanga, cosió para mucha gente, trabajando también para una condesa, quien le animaba a que creara su propio taller de costura, que fue su ilusión. Hizo un intento en Bayubas de Abajo pero no le daba para independizarse. Decidió probar en Madrid, donde estuvo durante dos años trabajando en casa de una hija recién casada del general Varela, fundamentalmente cosiendo para ellos, pero por diversos motivos decidió volver a Berlanga de Duero.
Fue allí donde vivió sus momentos de alegre juventud con muchos amigos y, al final, uno de ellos se convirtió en su marido: Esteban Izquierdo. Se casaron en 1957 y tuvieron dos hijas, Elisa y Rosi, más una tercera que nació muerta. Su marido, junto a su hermano menor, regentaban una tienda y después abrió un bar, pero en 1963 decidieron trasladarse a Soria donde Esteban trabajó en la Caja de Ahorros y Préstamos de la Provincia de Soria. En 1978 sufrieron el mayor dolor que pueden sufrir unos padres, al morir su hija mayor de 20 años en un accidente de tráfico. Elisa no se había recuperado de ese duro golpe cuando, en 1985, falleció su marido con 64 años. Con el tiempo, su hija se casó y tuvo dos maravillosos nietos que le devolvieron la vida al ejercer de abuela.
Sus aficiones han sido -y siguen siendo- la costura, leer mucho y escribir. Ha publicado ya cinco libros, dos de poesía, dos de cuentos y otro de prosa, aunque aún tiene muchas historias escritas sin publicar.
Elisa vive hoy con una salud bastante buena para su edad. Salvando estos dos últimos años con algunos pequeños baches, se puede decir que vuelve a vivir de forma autónoma, aunque con la ayuda de su única hija.
Es un ejemplo de vida, independencia, generosidad, respeto, constancia y superación , no sólo psicológica tras esos duros baches que le planteó la vida en el camino, sino también superación física en los casos de la recuperación de las roturas de sus dos caderas y brazo derecho. Es una persona que, ante la dificultad, siempre sabe "cómo apañárselas".