Pese a que las temperaturas se sitúan con valores por encima de los 0ºC, la sensación térmica llega a bajar un buen puñado de grados la percepción que se experimenta por la ausencia de calor.
Aunque parezca una perogrullada, el frío no existe, pero sí la ausencia de calor. La falta calórica está siendo experimentada estos días en capital y provincia, donde los cuerpos notan el azote del viento, en ocasiones con algarazos de nieve o también nevadas en toda regla, y aunque por momentos aparezca el sol y a través de la ventana pueda atisbarse un cielo limpio y un ambiente cálido al otro lado, lo cierto que una vez fuera del hogar, dulce hogar, la percepción es que hace frío, mucho frío. Aunque no exista.
Durante este mediodía, las calles sorianas se ven muy 'abrigadas' por la indumentaria de viandantes y también de trabajadores que ejercen su labor en la vía pública. Algo que se traduce en que, por ejemplo, a la hora de redactar estas líneas, pasado el mediodía de hoy jueves, los valores oficiales marcaban 2ºC mientras que la percepción corporal descendía a los -5ºC. Una diferencia nada desdeñable de siete grados, imagínense un día de verano donde, por ejemplo, la temperatura en Soria a las ocho de la tarde pueda ser de 22ºC, con marga corta, pero de repente bajase a los 15ºC. ¿Se notaría, verdad?
La denominada sensación térmica, según los meteoerólogos viene calculada en función de varios parámetros, tales como la velocidad del viento, la humedad y porsupuesto, los valores que marca el termómetro. Pero ¿qué hace que, pese a que con un aire en calma y una temperatura por encima de los cero grados Celsius no tengamos ese calor 'normal'?
En la AEMET señalan que el índice de sensación términca "no es estrictamente una temperatura, sino una cantidad sino una cantidad de unidades que ayuda a estimar el efecto adicional de enfriamiento que aporta el viento sobre la piel del ser humano en contacto con el aire ambiente. Puede decirse que su valor viene a ser el de aquella temperatura que produciría los mismos efectos de enfriamiento sobre la piel del rostro si el viento estuviera en calma".
Se trata, pues de una medida de lo que siente el cuerpo humano por la combinación de la temperatura ambiente y la humedad relativa del aire. Ayuda a valorar la mayor dificultad que tiene el organismo para bajar la temperatura corporal mediante la evaporación de sudor sobre la piel, por efecto de la humedad ambiente.
Siempre queda el consuelo por el que el viento no puede hacer que la temperatura de la piel sea más baja que la temperatura del aire ambiente. Es decir, no se producirán congelaciones si la temperatura del aire está por encima de cero, según afirman en el organismo oficial que observa y vigila la meteorología en el país.
Sea como fuere, el frío, y digan lo que digan los físicos, sí existe, al menos en Soria. Las tiritonas de estos días se traducen en que por mucho que el termómetro -ya sea oficial o como el que cualquier mortal tenga en casa o en el salpidacero del coche- apunte unos valores digamos 'pasables' para el cuerpo, estos días no están siendo tan 'frescos' como se acostumbran en capital y provincia. De hecho, los 2 ó 3 grados Celsius que eran registrados en torno al mediodía en buena parte de la geografía provincial se traducían en una sensación térmica que ha podido oscilar entre los negativos 4, 5 ó 6 grados.
Para los lectores más socorridos que deseen abundar algo más sobre el cálculo del índice de sensación térmica, siempre pueden echar mano a esta ecuación:
STC = -8,78469476 + 1,61139411·T + 2,338548839·HR - 0,14611605·T·HR - 0,012308094·T2 - 0,016424828·HR2 + 0,002211732·T2·R + 0,00072546·T·HR2 - 0,000003582·T2·HR2
Donde STC es el Índice de Sensación Térmica por calor, T es la temperatura del aire ambiente en grados Celsius y HR es la humedad relativa del aire en %. este cálculo se lleva a cabo para valores de la temperatura ambiente superiores a 26 C y humedades superiores al 40%.
Con todo, esta tabla de la AEMET ayudará algo también para quienes no adoren en exceso las Matemáticas: