En ASAJA lamenta que España esté en el grupo de países que rechazan la resolución del Parlamento Europeo que pretende cambiar el estatus de sobreprotección del que hoy disfruta el este cánido, que se traduce en daños continuos y consiguientemente, una presión insoportable para las explotaciones.
En una carta a la Comisión Europea, firmada entre otros por el Gobierno español, junto al de Bulgaria, Alemania, Gracia, Irlanda, Chipre, Luxemburgo, Austria, Portugal Rumanía y Eslovenia, se pide que continúe como está la protección del lobo y se rechaza frontalmente que se "debilite" la protección legal al cánido. Esto "va contra el espíritu de la resolución del Parlamento Europeo, ya que la Eurocámara aprobó a finales de 2022 por amplia mayoría una resolución no vinculante que pedía garantizar «una coexistencia equilibrada entre las personas, el ganado y los grandes carnívoros, en particular en las zonas rurales, y que debe reconocerse que las fluctuaciones en los niveles de población de ciertas especies pueden causar una serie de problemas medioambientales, agrícolas y socio-económicas»", señalan en ASAJA. Los eurodiputados invitaban a la Comisión y a los Estados miembros a "hacer todo lo posible para evitar el sufrimiento y los daños causados a los animales de cría" y pedían vigilar "las áreas de reaparición y las dimensiones de las poblaciones de grandes carnívoros".
Recomendaciones que "han sido despreciadas" por los doce países que ahora se oponen a este cambio, España entre ellos, argumentando que “el daño al ganado es inevitable”. Para ASAJA, esta afirmación “es una prueba cruel de que hay un verdadero ensañamiento contra los ganaderos por parte del Gobierno español y en concreto del ministerio de Transición Ecológica. Decir que es inevitable es lavarse las manos de sus responsabilidades y dejar a los ganaderos abandonados a su suerte”. En este punto la organización profesional agraria (OPA) recuerdan que Castilla y León es una de las comunidades autónomas que soporta más ataques de lobo por acoger al mayor número de ejemplares.
La organización califica de “hipócrita" el hecho de decir que "todo se soluciona con compensaciones económicas, primero porque nunca cubren la pérdida real que los ataques del lobo suponen para las explotaciones, tanto en bajas como en gestión de los animales, pero es que además la presión a la que se somete a los ganaderos de extensivo es insoportable. Decir que esos ataques son inevitables y que se tienen que aguantar es una desfachatez y supone dejar sin esperanza a explotaciones de extensivo que desde siempre han ocupado el territorio".