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CAPITAL
Actualizado 11/02/2023 09:22:42

Ya está todo listo para la celebración del carnaval de 2023 en la ciudad de Soria, con un amplio y variado programa que ha elaborado el Ayuntamiento. Pero, recordemos cómo se recuperó esta fiesta hace cuarenta años, más concretamente en 1984.

“El carnaval es emoción, diversión y, sobre todo, unión”. Esto es lo que siente el grupo ‘Chikipark’, formado por 14 mujeres y hombres, que cada año visten su bici-barra con temáticas divertidas y creativas en el carnaval de Soria. La cuadrilla ya ha ganado dos primeros premios por la originalidad de su disfraz y la puesta en escena, acompañada de una coreografía de baile. Alfredo, un integrante de ‘Chikipark’, destaca que “el objetivo es animar a la gente en el carnaval de la capital y pasárnoslo bien”. Este año, el grupo vuelve a lo grande organizando un Flashmob de música country por la plaza Mayor de Soria el Sábado de Carnaval, a la hora del vermú. Cintia García y José Emilio Antón, siempre fieles a los carnavales de la ciudad de Soria y habituales en los desfiles, señalan que disfrazarse es “ilusionarse de nuevo”.

El carnaval está vivo en la capital soriana
, manteniendo su sentido festivo, de diversión alternativa, de suplantación y liberación personal ante la cotidianidad y las ataduras sociales. El carnaval sigue siendo alegría, una celebración de conexión de la vida, a mitad de los lados oscuro -que ha pasado-, y de la luz -que está por llegar-, como reminiscencia de los ritos paganos de los ciclos del año.

El carnaval es creatividad, exhibición, transgresión, mascarada, permisividad, exageración.., un duelo entre el exceso de don Carnal y las restricciones y límites de doña Cuaresma.

En Soria, fue la inquietud de una persona, Paco Castro, y una necesidad comercial de un grupo de hosteleros del entorno de las calles Zapatería y Real, los que recuperaron el carnaval de la ciudad de Soria en 1984. Un año antes, el diseñador y hostelero Paco Castro organizó en el discobar Cadillac, de la calle Rota de Calatañazor, dos días de carnaval con mucho éxito, celebrándose el primer Entierro de la Sardina, con un desfile desde ‘la Zona’ hasta el Castillo. “Era una sardina de escayola que no pudimos quemar”, recuerda el propio organizador.

Al año siguiente repitió la iniciativa, pero en este caso en el entorno del casco viejo, donde había abierto El Cafetín, con la colaboración de otros bares del entorno, para lo que crearon una asociación que se llamó Amigos del Casco Viejo. En este primer año de carnaval “formal” para la ciudad, explica Castro, “quisimos contar con un asesor que conociera cómo habían sido los carnavales sorianos. Nosotros no teníamos ni idea, y queríamos incluir y recuperar algún elemento que había sido tradicional. Hablé con José María Martínez Laseca, experto en la cultura y etnología soriana, y sugirió la elaboración de unas coplillas, de contenido irónico y crítico de la sociedad y política soriana, que se publicaron en unas octavillas y se repartieron entre la gente. Pero la idea no cuajó ni interesó, y no se volvió a hacer nunca más”.

“Aquel carnaval de 1984 fue todo un éxito. El casco viejo se llenó de gente, a pesar de la nieve que había caído, y de llegar a 17 grados bajo cero, creo. Pero el frío no pudo con las ganas de alegría y de libertad. Y realizamos el primer desfile de disfraces, desde El Collado a la calle Zapatería”.

En los años sucesivos, Paco Castro continuó reforzando el programa de los carnavales de Soria, sin la participación del Ayuntamiento de Soria, que seguía su progresivo impulso y espectacular éxito con cierto recelo. Pero, precisamente, una característica del carnaval es que su organización corría a cargo de la gente, sin la intervención de ayuntamientos e instituciones. Algo que ha cambiado, porque ya se han institucionalizado.

La desmotivación del propio Paco Castro -que protagonizaba el peso de la organización-, el debilitamiento y desaparición de los bares y singulares cafetines de ese entorno de las calles de Zapatería y Real, la expansión del carnaval a otros puntos de la ciudad, o la recuperación de esta expresión festiva en otros pueblos de la provincia, propició un decaimiento del carnaval de la capital soriana, a la vez que el Casco Viejo iba dejando de ser la referencia del ocio que era desde mediados de la década de 1980 y en la de 1990.

Por ello, en el año 2008 los carnavales de la capital emprendieron una nueva etapa, de la mano de la Asociación Soriana de Artes Escénicas (ASAE), que tomó el relevo a la Asociación de Amigos del Casco Viejo, para recientemente -en 2018- ser el propio Ayuntamiento el que haya asumido la organización del programa del carnaval. El plato fuerte de los desfiles de carnaval no falta -muy especialmente el del sábado-, y ha recuperado alguna tradición perdida como el Toro de Fuego.

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