Tras la borrasca de ayer jueves y con las bajas temperaturas que se viven ahora, la nevada caída ayer se mantiene viva, sobre todo en los tejados, en el mobiliario urbano de la ciudad y, porsupuesto, en el parque de la Alameda de Cervantes. La popular Dehesa acoge, con sus blancos y contrastes matizados, a centenares de personas, jóvenes y algo menos, que obsequian a su mirada con las miles de geometrías en ramajes de arbustos y árboles. Y también en el parque del Castillo. Un placer para la vista y también para el ánimo.