Pelegrín Vargas y Juan Pablo Moreno han realizado un auténtico partidazo, muy bien secundados por unos compañeros que han hecho vivir una noche histórica a unos aficionados que han abarrotado las gradas de Los Pajaritos.
Los Pajaritos se ha vestido con sus mejores galas para albergar la semifinal entre el Río Duero y el Melilla. Con unas gradas a reventar, más de 2.500 personas se han dado cita en el templo soriano para guiar a los suyos a una final que se disputará mañana a las 17:00h frente a un Teruel que ha eliminado al todopoderoso, Guaguas.
El choque entre sorianos y melillenses ha comenzado muy igualado. No obstante, las primeras rentas han llegado del lado celeste, logrando tras un saque directo de Pelegrín Vargas una brecha inicial de tres puntos. Sin embargo, Melilla iba a vender muy cara su piel, empatando la contienda hasta los puntos finales. En ellos, Álex San Martín, con varios manos milagrosas, y Juan Pablo Moreno, en el remate, han cerrado la primera manga con un 25-22. En esos instantes finales, cabe destacar el papel de unos seguidores que se han volcado con los suyos, animándolos con sanjuaneras y con cánticos como “este partido lo vamos a ganar”.
Posteriormente, en el comienzo del segundo set, el duelo ha mantenido la misma dinámica, siguiendo con pequeñas ventajas para los sorianos. A pesar de ello, Melilla se ha vuelto a recuperar, guiado por unos Federico Martina y Tahiri, que, con dos bloqueos seguidos, ha puesto dos arriba a los suyos en el ecuador del set.
Con todo ello, los de Alberto Toribio han vuelto a su esencia y aprovechando el saque de Juan Pablo Moreno han conseguido darle la vuelta, reflejando el marcador un 23-19. Finalmente, el tiburón, ¿quién sino? Ha cerrado la manga, oliendo sangre y capturando a su presa con un 25-21 con el que han enloquecido los miles de aficionados presentes.
Por último, antes de la gran fiesta final, todavía quedaba un set, que como los dos anteriores iba a arrancar de una manera muy igualada, con pequeñas ventajas para la escuadra dirigida por Salim Abdelkader. Pero, repitiendo lo mismo que en los dos primeros, Río Duero, guiado por Moreno y por un Pelegrín Vargas, espectacular al saque, se ponía arriba con rentas de hasta cinco bolas (16-11).
De esa forma, con un conjunto melillense muy impreciso, la diferencia no paraba de crecer y la afición ya olía la final. Con todas esas emociones, se alcanzaba un final de encuentro que ha dejado al Río Duero (25-18) en una histórica final de Copa del Rey muchos años después. En ella, se esperan unos Pajaritos todavía más llenos, buscando un título que serviría para escribir una nueva página en los libros de historia del deporte soriano.