Artículo de opinión de Alejandro Ramos, profesor universitario y secretario de Nuevas Generaciones en Soria
Estoy de acuerdo que, cuanto antes, España se merece pasar página de estos cuatro años de populismo, basados únicamente en contentar a unos socios independentistas, comunistas, separatistas y extremistas. Pero esto no implica que ello se tenga que realizar, desprestigiando uno de los mecanismos constitucionales y legítimos que tiene el Congreso de los Diputados para retirarle la confianza al presidente del Gobierno, como es la moción de censura.
Cuando faltan menos de dos meses para las elecciones locales y unos cuántos más para las generales, la segunda moción planteada por Vox vuelve a convertirse en una pérdida de tiempo. Para lo único que ha servido, ha sido para ensalzar la imagen del presidente, relanzar la candidatura de Yolanda Díaz y para que Vox intente recuperar presencia en el tablero político.
La política debe ser seria y tratar de dar respuesta a los problemas reales de los españoles. España debe convertirse en el país que lidere el crecimiento y la creación de empleo, que recupere la competitividad y el control de los precios. Todo ello nos permitirá salir, en el menor tiempo posible, de este estancamiento económico en el que nos encontramos. Por contra, lo único que ha conseguido este Gobierno ha sido que seamos el país que peor ha gestionado la crisis, y que nos convirtamos en líderes en desempleo, especialmente entre los más jóvenes.
España es una nación adulta y, como tal, deberían comportarse sus dirigentes políticos. Cada vez somos más los ciudadanos que exigimos una política seria, centrada y alejada de cualquier actuación infantil o populista. Estoy convencido que la verdadera moción de censura se va a iniciar el próximo 28 de mayo y finalizará a finales de año. Las urnas representan la máxima expresión de la voluntad popular.