Las indemnizaciones de estos ataques del lobo no cubren ni de lejos las ganancias que se obtendrían en el mercado.
Este jueves se ha tenido conocimiento de que una explotación de ovino y caprino ubicada en Pobar, pedanía de Magaña, propiedad de Lorena Genzor, fue asaltada el pasado 31 de marzo por el lobo, con el resultado de dos cabras, cinco cabritos, seis corderos y 13 ovejas de desparecidas. Además, la cerca, del tipo de pastor eléctrico, resultó afectada, ya que el depredador o en su caso la manada de cánidos, evitó sin problemas el hilo de cerrado.
"Las indemnizaciones de estos ataques del lobo no cubren ni de lejos las ganancias que se obtendrían en el mercado. Podría haber obtenido una rentabilidad durante toda su vida de 3.000 o 4.000 euros en cabritos y ahora, no me dan ni 500”, ha lamentado la ganadera.
Genzor, afiliada a la Alianza UPA-COAG , contaba con todas las medidas de protección del lote de reses paridas con el que se ensañaron los lobos. Estaban situadas dentro de un pastor eléctrico y protegidas por mastines, pero no fue suficiente. No es la primera vez que sus reses han sido atacadas, y se plantea junto a su pareja, dedicado a esta misma labor, la reducción de la cabaña e incluso el abandono de la actividad.
Sobre las 7:30 horas, un vecino de Pobar llamó a la propietaria tras ver una cabra con rastros de sangre en la cuneta de la carretera y ningún animal dentro del pastor eléctrico. Comprobaron que la cabra presentaba dentelladas en el cuello y poco a poco fueron descubriendo el panorama: al otro lado de la carretera había otra cabra muerta, tres cabritos devorados y seis corderos acribillados a mordiscos. Todos muertos.
Tras darse cuenta del ataque y las consecuencias en este pastor eléctrico, Genzor fue rápidamente a visitar el ganado, sin corderos, que estaba durmiendo en otra zona delimitada con pastor eléctrico y guardado por tres mastines, en la otra punta del pueblo. Por suerte, estaba sano y salvo.
Durante esa mañana del 31 de marzo, escuchó cencerros y, tras ellos, apareció un mastín cachorro de ocho meses con el resto de ovejas con varios corderos (no todos) que se encontraban en aprisco al aire libre en el momento del ataque.
Los agentes de la Junta de Castilla y León que se personaron en la granja corroboraron que el ataque había sido ocasionado por lobos, y que un cordero, al huir asustado se enganchó en la malla, la reventó y los demás corderos huyeron despavoridos.
Hace dos años, los lobos protagonizaron otro ataque más grave aún en esta ganadería. Los técnicos le recomendaron entonces que dispusiera de más mastines y que metiera el ganado en cercados con pastores eléctricos. “Ahora resulta que el pastor eléctrico no vale, y el mastín cumplió su función, pero tampoco pudo evitar el ataque. ¿Qué más podemos hacer? ¿Cuántos mastines tengo que tener?”. Los mastines suponen un coste considerable porque ingieren gran cantidad de comida", ha lamentado nuevamente.
Fuente: Ical