PROVINCIA
Actualizado 06/05/2023 08:13:05
Encarna Muñoz

La batalla por la Diputación se augura más que igualada y, como reza el proberbio chino, el aleteo de una mariposa podría acabar en terremoto dentro del palacio provincial. Teniendo en cuenta la fuerza de Mínguez en la capital, muchos son los avisan de que el trabajo del PP en las zonas de El Burgo y Almazán puede no ser suficiente para reeditar la presidencia. La batalla por el liderato también será interesante. Los populares deberán elegir entre Serrano y Pardo. El PSOE, quizá, empezar desde cero.

La Diputación es la joya de la corona en cada elección municipal. Todo concejal sueña con ocupar un sillón en el palacio de la calle Caballeros de la capital. Muchos dirán que este es el lugar donde se dirimen las cuestiones que afectan más directamente a sus vecinos, pues aquí se reparten los Planes Provinciales, se decide qué carreteras se adecentan o se priorizan proyectos para el Plan Soria, entre otros. No obstante, no se puede olvidar lo jugosos que resultan los sueldos, en el caso de diputados liberados, asignaciones y dietas (el que menos 6.000€ anuales). Los políticos se dejan la piel para llegar a ella y los partidos saben que buena parte de su futuro los próximos 4 años depende de un buen resultado en Diputación.

Un sistema a conocer

Las diputaciones se eligen indirectamente, es decir, los ciudadanos no votan a las personas que ocuparán cada sillón. Seleccionan a los concejales en sus pueblos y son estos los que eligen a los diputados. Para ganar en la Diputación lo importante es el número de votos. Aquí donde radica el afán de las formaciones por presentar listas en el mayor número posible de pueblos, y precismente en este mismo punto nace el fenómeno de los ‘paracaidistas’, personas que nadie conoce en el pueblo.

En función de esos votos, las circunscripciones de Almazán y El Burgo eligen, cada una, a 5 diputados. El partido judicial de Soria elige a 15. Con estos se llega al total de 25 diputados que forman el pleno de la Diputación.

Vuelve el bipartidismo

En 2019 se eligió al presidente sobre la bocina, cuando PPSO y Cs otorgaron sus apoyos al PP para arrebatarle el bastón de mando a Luis Rey. 12 diputados y el 43,18% de los votos no bastaron a los socialistas.

Este 2023 la situación es bien distinta. Con la PPSO integrada en el PP, Cs desintegrado y Vox intentando arañar un diputado que seguramente no logre, la lógica de suma de votos otorgaría una holgura suficiente a la derecha. Pero en la Diputación la suma de 1+1 no siempre es 2. Es en la zona de Soria (desde Pinares hasta el Moncayo, pasando por la capital) donde se decide el grueso de diputados y, si Mínguez arrasa como en anteriores ocasiones, puede que consiga desequilibrar la balanza a su favor.

¿Y el presidente?

Con resultados ya oficiales llegará la batalla por los nombres. Ningún partido tiene cerrado el candidato a la presidencia. Los populares, aunque aseguren que solo tienen una opción, escogerán entre Serrano y Pardo. El líder de los socialistas es una incógnita todavía mayor. La mejor situada si se siguiese una jerarquía estricta sería Esther Pérez, pero por peso demográfico no se puede obviar a Jesús Cedazo. Quizá es pronto para nombres como el de Carlos LLorente.

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