CAPITAL
Actualizado 07/05/2023 08:30:38
Sergio García

El tirón personal de Carlos Martínez Mínguez y la ausencia de un proyecto consolidado en la oposición parecen garantizar al PSOE la alcaldía de Soria. Los socialistas presumen de su capacidad de obtener proyectos del Gobierno de España, de la transformación de la ciudad y de la gestión cultural y deportiva. La oposición crítica su incapacidad para atraer empresas, el capitalismo de amiguetes creado o el olvido de la RPT y el PGOU. Las polémicas urbanísticas centrarán la campaña con el ruido de fondo de los adoquines.

No se puede gobernar una capital de provincia durante 16 años seguidos, con una mayoría absoluta en aumento durante los 12 últimos, si no se dan unas circunstancias excepcionales. Estas son, en el caso de Soria, un proyecto de ciudad que entusiasma a una buena parte de la población, un liderazgo casi mesiánico (entiéndase desde el punto religioso y no desde el futbolístico, aunque Mínguez sea del Barça) y una oposición permanentemente en reconstrucción, e incapaz de presentar con continuidad y claridad una alternativa para la Soria.

Así, Carlos Martínez Mínguez (Soria, 28 de junio de 1973) aspira a su quinta legislatura como alcalde, y quiere repetir la mayoría absoluta para mantenerse en el olimpo de los alcaldes más duraderos de España. Solo otros 3 (de provincia o de ciudades de más de 200.000 habitantes) le aguantan la comparación. Todos ellos intentarán reeditar triunfo este 28M. Francisco de la Torre (PP) y Miguel Anxo Fernández (BNG) llevan desde el año 2000 con el bastón de mando de Málaga y Pontevedra, respectivamente. Abel Caballero (PSOE) lleva en la alcaldía de Vigo desde 2007, mismo año en que Mínguez accedió al cargo, después de que el PP ni siquiera intentase reditar su viejo pacto con los independientes de IDES.

Aunque el socialista resta importancia a su peso político y siempre habla de equipo y proyecto, es innegable que su tirón popular está ahí. Esa imagen de político cercano granjeada durante años, ese perfil de antisistema dentro del sistema y el haberse autoerigido en portavoz de toda Soria (solo hay que recordar sus apariciones en la televisión nacional durante los momentos más duros de la pandemia) son una excelente carta de presentación que sigue dando réditos electorales. En el PSOE lo saben, y seguramente esa sea la única razón por la que no se produce un relevo que, en ocasiones, hasta el propio Mínguez parece pedir a gritos.

La cara…

La segunda pata es el proyecto socialista para Soria. En una sociedad en la que nunca parece que pase nada , cambiar la ciudad de arriba a abajo es un punto a favor por mucho que no se este del todo de acuerdo con algunos de esos cambios. Un proyecto que en esta legislatura ha cogido velocidad de crucero gracias a la coincidencia con el Gobierno nacional de Pedro Sánchez, y a la llegada masiva de fondos merced al manguerazo de dinero de la Unión Europea. La capacidad de los socialistas sorianos para lograr que les hagan caso en Madrid parece estar muy por encima de la influencia que el PP soriano pueda tener en Madrid o Valladolid.

"Soria avanzará en los próximos 2 años lo que, con mucho esfuerzo, nos hubiera costado imaginar en 10 años", presume un Carlos Martínez que cuantifica en 250M€ la inversión pública en los dos próximos ejercicios en la ciudad. Los fondos comunitarios se materializarán en Soria, vía Moncloa, en la histórica reivindicación del rediseño de las travesías. Esta legislatura, además de la apertura -aunque a medio gas- de la cárcel, se han concretado 3 grandes y novedosos proyectos para la ciudad. El Centro de Datos de la Seguridad Social, el Centro de Acogida de Refugiados y el Centro Nacional de Fotografía suponen una inyección económica, tecnología, cultural, poblacional y hasta moral para la ciudad. Además, Mínguez presume de colocar a Soria en el mapa gracias al turismo, la cultura y el deporte, de recuperaciones patrimoniales como la muralla o el castillo, de que las actuaciones ya llegan a barrios como El Calaverón o San Pedro, y de que la ciudad se llenará de nuevos espacios verdes.

…y la cruz

Con esos argumentos a su favor, el equipo de gobierno parece estar encantado de conocerse y dar por hecha su continuidad. Pero no es oro todo lo que reluce en el paraíso socialista soriano. La sensación de que abusan de su mayoría absoluta está cada vez más extendida y toda la oposición, desde Vox a Podemos, coincide en usar expresiones como “capitalismo de amiguetes”, “amiguismos”, “puestos a dedo” o “se creen que están por encima del bien y del mal”. Los 3 grandes asuntos urbanísticos de la legislatura no ayudan a disipar esas dudas. La compra del Palacio de los Alcántara por 4M€ a un empresario, la inacción en cuanto a la polémica del Cerro de los Moros, o la permisividad con la que un constructor ha logrado levantar una planta de más en un edificio en Los Pajaritos serán sin duda asuntos centrales en la campaña.

Más allá de postulados de la oposición que pudieran considerarse de ideológicos (Izquierda Unida le acusa de no construir vivienda pública, Podemos de olvidarse de los vecinos y los barrios, Ciudadanos de no tener transparencia y Vox de hacer adoctrinamiento ideológico), y aunque a ninguno de los partidos les falte algo de razón, la incapacidad de atraer empresas y algunos impuestos (IBI) y tasas (agua) que se pagan en Soria serán otros temas recurrentes en campaña. Temas, por cierto, que el grupo socialista sabe capear bastante bien.

El equipo de gobierno de Carlos Martínez es también aficionado a dejar en el armario aquellos temas que son especialmente conflictivos. Dos datos corroboran esta afirmación: 2006 y 2013. Esos son los años en los que se realizaron el último Plan General de Ordenación Urbana y la última Relación de Puestos de Trabajos en el Consistorio, dos de los principales documentos con los que cuenta un Ayuntamiento. El malestar de los funcionarios de carrera de la casa es notorio, lamentan que haya empleados públicos que no gocen de la independencia suficiente para hacer su trabajo; así como el de la Policía Local, que constantemente denuncia falta de material, personal y coordinación. Y no se puede terminar este repaso temático sin hablar de los adoquines. Mínguez reconoce que es un tema de desgaste y que hay parte de razón en la crítica, por eso ya apuesta por una trama urbana menos rugosa tratando así de apartar esa piedra del camino a la reelección.

La (no) oposición del PP

Y la tercera pata que cimenta la situación política de la capital del Duero es el PP. El Partido Popular se ha abstenido de hacer oposición durante las 2 últimas legislaturas. Tanto es así que los concejales más combativos con el equipo de gobierno en la última década han pertenecido a partidos minoritarios;: Enrique García (IU) hace 8 años y Saturnino de Gregorio (Ciudadanos) esta legislatura. Decir que el liderazgo y el proyecto del PP en Soria capital son difusos sería ser muy generoso en el calificativo. Sin un candidato con tirón, sin un programa ilusionante y sin una oposición contundente, el Partido Popular se ha ido diluyendo en batallas internas que parecen nunca acabar.

Con esa situación no es fácil encontrar gente que quiera medirse de tú a tú con el “cabeza de grupo de la Champions”, y el nuevo PP de Benito Serrano ha realizado una apuesta tan llamativa como arriesgada. Una ajena a la vida política hasta hace medio año, Belén Izquierdo, asume el reto y lo hace con una lista con otros 2 fichajes en el Top5. La candidatura, en la que no todos creen dentro del PP, presume de gestión y de “llevarse muy bien con los números”, algo que se antoja a todas luces insuficiente si el objetivo es acabar con Carlos Martínez.

Solo la presencia de la Soria ¡Ya! en estas urnas podría haber supuesto una patada al tablero político de tal magnitud, que la partida tuviese que empezar de cero. No siendo así, y asumiendo que si el próximo alcalde de Soria no es Carlos Martínez será una sorpresa política hiperbólica, lo único en juego será saber por cuánto ganará Mínguez y si volverá a lograr los 11 (o 12 como en 2019) concejales que le den la mayoría absoluta. Ahí entran en juego los partidos minoritarios que deberían rascar unos 3 o 4 concejales en total para poder abrir el tablero. Ciudadanos recibió la extremaunción cuando De Gregorio anunció su telegrafiado fichaje por el PP, y la escisión de Vox (Juntos con España) podría con su discreto resultado provocar un roto tremendo al partido de Abascal.

Vox, con Fernando José Castillo como candidato, aspira a recoger el descontento de la gente de derecha con el PP con un discurso duro, prometiendo acabar con la Concejalía de Igualdad, “despolitizar” los Cines Mercado y la cultura, bajar los impuestos y atajar “el problema de la inseguridad que se acrecienta a pasos agigantados en Soria”, y que vincula directamente con la inmigración ilegal.

El vetarno y combativo Enrique García vuelve a liderar la lista de Izquierda Unida, de nuevo en solitario porque están convencidos de que así pueden obtener mejor resultado. García se pregunta cómo los sorianos que cobran el salario mínimo pueden votar a Mínguez, y promete vivienda pública para el alquiler con precios controlados, bonificaciones para convertir tasas e impuestos en progresivos, menos zona azul y un enfoque animalista.

Podemos, con Alberto Sanz, promete poner a raya a los constructores y finalizar “en 5 minutos” el expediente del Cerro de los Moros. El partido morado también lleva un programa un albergue turístico, el compromiso de actualizar la RPT o realizar nuevas remunicipalizaciones. Sanz proclama “una Soria de los ciudadanos y no de los poderosos”.

Con este panorama, en la medianoche del próximo jueves 11 al viernes 12, comenzará en Soria la campaña electoral con la vista puesta en el 28M. Una cita con las urnas que parece llegar con las cartas marcadas, el pescado vendido y el resultado anticipado. Pero no está de más recordar que, en una ciudad tan pequeña como Soria, una decena de votos es capaz de cambiar un concejal y un único concejal, una legislatura entera.

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