La dirección estudia cómo atraer, de nuevo, la atención de los universitarios.
Esta mañana se ha presentado en la Diputación Provincial una nueva edición, y ya será la trigesimoséptima, de los Cursos de Verano de Santa Catalina. Una cita cultural que ha conseguido consolidarse con el paso de los años y convertirse en un referente no solo en la región, sino también a nivel nacional.
Estos cursos se desarrollarán entre el 24 de julio y el 11 de agosto en El Burgo de Osma. Supondrán una inversión total de 25.000 euros e incluirán una completa maratón cultural con tres cursos monográficos, tres exposiciones, ocho conferencias, dos presentaciones de libros y tres conciertos.
Los cursos tienen, de media, unos 90 alumnos oficiales; no obstante, en su anterior edición "consiguieron implicar a unas 2.800 personas en todas sus actividades", ha destacado Carmelo Gómez, director de los cursos. Estas personas llegaron de numerosos puntos de la geografía nacional, de lugares habituales como Madrid, y otros no tan usuales como el País Vasco o Canarias.
"La respuesta es buena, y ya tenemos personas preguntando por temáticas y fechas para ir reservando hoteles y vuelos de avión", ha expresado Gómez. A pesar de ello, los universitarios que antes llenaban los espacios dedicados a los Cursos en El Burgo, ahora han abandonado a la cita.
La organización asegura que, cada año, trabaja por atraer su atención y "son un objetivo principal". Una de las medidas en este sentido es otorgar créditos formativos que pueden presentar en sus titulaciones. Además, "las clases son más relajadas, se viaja para conocer la provincia y hay un mayor contacto entre profesor y alumno", añade Gómez. Hasta ahora todo esto no ha sido suficiente.
Lourdes Cerrillo, profesora de la Universidad de Valladolid y responsable de uno de los monográficos, considera que la duración actual del curso escolar está detrás de este abandono. "Con Bolonia las clases terminan a final de julio y comienzan, de nuevo, el 4 de septiembre. Esto provoca un agotamiento físico y mental entre alumnos y profesores que no se puede evitar", ha explicado Cerrillo.