Alejandro Ramos, profesor universitario y secretario de NNGG Soria.
Mayo es el mes de las flores y, este año, de las elecciones. El próximo día 28, acudiremos a las urnas para elegir a las personas que nos representarán en los ayuntamientos y, allí donde corresponda, en las Comunidades Autónomas. Pero, los partidos políticos son conscientes que, a pesar de tratarse de comicios locales o autonómicos, la lectura se realizará en clave nacional.
Desde Moncloa, ya han encendido la maquinaria para sacar brillo a los mensajes puramente electoralistas. El problema es que, después de cuatro años de promesas incumplidas, por parte de este Gobierno, es muy difícil recuperar la confianza en apenas unas semanas.
En general, una de las asignaturas pendientes de la política española está relacionada con los jóvenes. Los partidos políticos deberían ser conscientes de que el futuro próximo de esta sociedad pasa por tener una generación joven participativa, preparada, formada y que no tenga miedo a los cambios. Actualmente, los problemas fundamentales a los que se enfrenta esta franja de población, entre los 18 y 35 años, son, entre otros, la vivienda, el empleo y la salud mental.
Considero que ninguno de estos tres asuntos debería utilizarse como palanca de voto, pero lo cierto es que la vivienda es uno de los temas que ha entrado de lleno en esta campaña. Realmente, los jóvenes no necesitamos que el presidente anuncie la construcción de 20.000 viviendas o la movilización de parte de los inmuebles de la Sareb. Con esto no se soluciona el problema. Simplemente se trata de vender humo y de poner un parche ante un problema que no es puntual, sino estructural.
La vivienda, el empleo o la salud mental requieren políticas serias y rigurosas, fruto del consenso, en forma de Pacto de Estado, entre las diferentes fuerzas políticas.